sábado, 4 de julio de 2009

La seda tradicional tailandesa conquista el mundo


© UNESCO/Michel Ravassard
El cultivo de la morera y la cría del gusano de seda en Tailandia datan por lo menos del siglo XIII, según testimonios de esa época.

La fabricación tradicional de la seda en Tailandia, prácticamente exangüe hacia mediados del siglo XX, empezó a cobrar un nuevo auge en el decenio de 1950, gracias a la iniciativa de un ciudadano estadounidense, Jim Thomson. Una de sus más firmes aliadas fue la por entonces joven reina Sirikit. Hoy en día, combinando técnicas seculares y modernas, la artesanía de la seda se perpetúa de generación en generación y contribuye a la prosperidad económica del país.

El Domingo de Resurrección del año 1967, un hombre de negocios norteamericano asentado en Tailandia se perdió para siempre en la jungla de Malasia, en circunstancias que nunca pudieron dilucidarse después. El misterio de su desaparición apasionó a los medios de información y el público de Asia, América del Norte y otras partes del mundo. El desaparecido era tan conocido en Tailandia que bastaba con remitirle una carta poniendo simplemente “Jim Thomson – Bangkok” para que llegase directamente a sus manos en una ciudad que, en esa época, contaba ya con tres millones de habitantes.

Los veinte años anteriores a su funesto viaje a Malasia, Jim Thomson hizo algo que muchos otros no consiguen realizar en su vida entera. Se especializó en un arte –el tejido de la seda– del que no sabía absolutamente nada y creó una importante industria sedera en Tailandia. Su casa de Bangkok, llena de tesoros artísticos de la región circundante, era una auténtica joya arquitectónica.

El itinerario vital de Thomson, verdaderamente novelesco, no sólo fue la historia de su realización personal, sino la de la transformación de la vida de miles de personas. En efecto, hoy en día una próspera empresa tailandesa, que lleva su nombre y es mundialmente conocida, surte con artículos de seda los escaparates de los mejores almacenes de las megalópolis del mundo entero y decora con sus telas un número incontable de restaurantes y hoteles en muchos países.


La seda de Bangkok

Foto 2 : © UNESCO/Michel Ravassard
Escena del espectáculo tailandés representado el 18 de mayo en la UNESCO, en el marco del Festival Internacional de la Diversidad Cultural (mayo de 2009).

Jim Thompson, arquitecto de formación, descubrió Tailandia en 1945, cuando fue destinado a Bangkok como oficial del ejército estadounidense. Seducido por los encantos de la capital tailandesa de aquellos tiempos –sus habitantes siempre sonrientes, sus animados mercados, sus calles sin inmuebles altos y sus frecuentados canales, vías de transporte esenciales dado el escaso número de automóviles– decidió instalarse en ella al finalizar su servicio militar.

Desde que llegó a Tailandia, Thompson empezó a coleccionar piezas de seda de este país por atraerle tanto su sorprendente combinación de colores como la textura irregular que las diferencia de las fabricadas en Japón y China. Esa consistencia especial del tejido se debe a la calidad de los gusanos de seda.

Aunque el cultivo de las moreras y la cría de gusanos existían en el reino de Siam por lo menos desde el siglo XIII, según atestiguó por ese entonces un diplomático chino, los tejidos de seda tailandeses sólo cobraron fama gracias al ex arquitecto norteamericano. Cuando éste se instaló en Bangkok, los tejedores eran ya poco numerosos y sólo algunos artesanos musulmanes del barrio de Benkrua seguían practicando en familia el modo de fabricación tradicional. Resuelto a comercializar los artículos de seda de Tailandia, Thompson se puso en contacto con ellos. La mayoría se mostraron recelosos, pero uno de los cabezas de familia, movido por la curiosidad, se decidió acometer la empresa propuesta por el norteamericano. Así dio comienzo la gran aventura de la seda tailandesa.

En 1947, con una maleta cargada de muestras de seda, Thompson tomó un avión con rumbo a Nueva York. Cautivada por los tejidos, la encargada de una casa de modas le ofreció de inmediato su apoyo. De vuelta a Bangkok, fundó una sociedad de la que fue accionista principal y director. Administró la empresa con nuevos métodos, empleando principalmente a mujeres y permitiéndolas trabajar en el hogar para no alterar su vida familiar. Thomson también introdujo importantes innovaciones en la fabricación, sustituyendo los tintes vegetales por los químicos, pero procurando siempre conservar los colores ancestrales.

A principios del decenio de 1950, Thompson abrió en Bangkok un almacén de tejidos que tuvo un éxito fulgurante. La reina Sirikit, que nunca había escatimado sus esfuerzos para promover la artesanía y el patrimonio cultural tailandeses, visitó muy pronto la tienda, convirtiéndose en su clienta más célebre e influyente. En sus visitas oficiales al extranjero llevaba siempre vestidos confeccionados con piezas de seda tradicionales que, en Europa, atrajeron poderosamente la atención del gran costurero francés Pierre Balmain y otros creadores del mundo de la moda. En los Estados Unidos, después haber creado el vestuario de la famosa película musical de Walter Lang, El rey y yo, la diseñadora Irene Sharaff contribuyó a realzar el prestigio de la seda tailandesa utilizándola en muchos otros filmes. La industria de la seda de Tailandia empezó así a recibir pedidos del mundo entero


Preservar la tradición

Foto 3 : © UNESCO/Michel Ravassard
El arte tailandés de tejer la seda presentado en la UNESCO, con motivo de la celebración del Festival Internacional de la Diversidad Cultural (mayo de 2009).

En el decenio de 1970, la sericultura tradicional se implantó en la provincia de Khorat, situada al nordeste del país. En una visita a esta región agrícola pobre, la reina Sirikit se percató de las dificultades económicas de las familias campesinas y les propuso iniciar la producción de tejidos de seda con tintes tradicionales. En 1976, la reina creó la Fundación SUPPORT para fomentar la artesanía en las zonas rurales y conservar las técnicas de fabricación ancestrales. Hoy en día, unas mil familias poseen sus propios huertos de moreras y crían gusanos de seda en sus casas. Cuando finaliza el ciclo de formación de los capullos, al cabo de 23 días, los campesinos los venden a la granja de la empresa Jim Thompson.

Actualmente, la operación esencial de tejer los hilos de seda la llevan a cabo unos 600 tejedores de ambos sexos. La técnica heredada de las generaciones anteriores se transmite a las más jóvenes. Para la impresión de los tejidos se recurre a sistemas tradicionales, como el estarcido con patrones de madera, o a la utilización de impresoras digitales ultramodernas. El control de calidad y el acabado a mano de los productos son dos imperativos del proceso de fabricación que permiten lograr un equilibrio entre la artesanía y la industrialización.

Tal como vaticinó el hombre de negocios estadounidense, acometer la empresa de fabricar seda con métodos tradicionales en Tailandia era una gran aventura que sólo podía aportar prosperidad a este país. Hoy, el 90% de los accionistas de la firma Jim Thompson son tailandeses, y un tercio de ellos son los hijos y nietos de los primeros tejedores musulmanes de barrio de Benkrua.

Texto basado en la conferencia pronunciada en la UNESCO por Eric B. Booth, de la Jim Thompson Thai Silk Company, durante el Festival de la Diversidad celebrado el pasado mes de mayo.


Música viajera


© Yücel Yildirimkaya
Paseos, marcha y canciones en Rizé (Turquía).

Caído en el olvido durante varias décadas, el folklore bretón conoce hoy día un notable renacimiento. A unos 2.500 kilómetros, los cantos tradicionales vuelven a los hogares anatolios que habían desertado. “Un puente sobre el Bósforo” une músicos de Francia y de Turquía que comparten la misma pasión y las mismas preocupaciones.

Este verano en Rizé, Turquía, la cuarta edición del “Festival de los pastos verdes” recibe a varios músicos extranjeros. Vienen de Francia. No la de los turistas ni las cruzadas diplomáticas que invadieron los medios informativos turcos estos últimos años, sino otra Francia, enamorada de los cantos tradicionales, que se esfuerza en paliar los problemas nacidos del éxodo rural y remendar el tejido social.

La urbanización, la industrialización y la impronta del “mundo del espectáculo” también se hacen sentir tanto en Turquía como en Francia. El canto se pierde en el uso a ultranza de la tecnología, en el fulgor de una seductora mundialización y las reverencias que se hacen al star system. Pero ambos países conservaron reductos de autenticidad, como Bretaña, en el extremo oeste de Francia frente al océano Atlántico o la provincia de Rizé, situada en el extremo noreste de Anatolia, donde comienza el Cáucaso.


El renacimiento bretón


Foto 2 : © Jean-Maurice Colombel
Una velada de canciones en el café de Bovel.

Del lado francés, los bretones no escatimaron esfuerzos este último cuarto de siglo por hacer revivir sus músicas, danzas y fiestas tradicionales. Cortada de su pasado por la urbanización, la segunda generación se puso a buscar la heredad de sus ancestros. La búsqueda recayó primero en la región de lengua bretona, luego en la del idioma galo, cercano al francés. Con el tiempo, teoría y práctica evolucionaron. En otra época, el “revivalismo” estaba en manos de los investigadores cuyo objetivo era ante todo recoger, analizar, comprender y publicar. Hoy día, como lo destaca el etnomusicólogo Yves Defrance, al mismo tiempo que se prosigue en esa dirección, quienes compilan “quieren reapropiarse de ese repertorio, actualizarlo sin alterar su espíritu y hacer de él un medio de expresión contemporáneo”.

Hoy día, los cantos galos que los nuevos modos de vida habían relegado al olvido, no son más piezas de museo ni caprichos confidenciales reservados a algunos festejos de un puñado de militantes de la cultura. Día tras día renacen en concursos anuales, reuniones, en la casa o el café, en las comidas del pueblo, los paseos organizados por los municipios o las escuelas y los talleres de música de pueblos y aldeas. Al mismo tiempo, en el campo, jóvenes y viejos, empleados y desempleados, mujeres y hombres reactivan sus lazos sociales gracias al renacimiento del canto.

Los cantantes que hacen este año el viaje a Rizé figuran entre los protagonistas más importantes de ese renacimiento. Algunos, como Charles Quimbert o Vincent Morel, provienen de la comunidad de los compiladores, recibieron una formación universitaria y trabajan en Dastum, el organismo regional de investigación y preservación del patrimonio inmaterial. En 1996 lanzaron la “Fiesta del canto tradicional de Bretaña y otros lugares” que se celebra anualmente en Bovel, un pueblito bretón de la comarca de Rennes. Otros, que crecieron con la canción tradicional, son aldeanos que llevan consigo la memoria local, como verdaderos tesoros vivientes.

Los reunió una lluvia diluviana: En el verano de 1997, cuando los festivaleros iban a realizar su habitual excursión de marcha y canto una repentina tormenta los detuvo en el único café de Bovel. También estaba allí la generación de “los maestros de la tradición” reunidos alrededor de los patrones, Léone y Louis Bernier. Para ellos, el festival era un “asunto de jóvenes”. Pero cuando éstos empezaron a cantar, reconocieron sus canciones. Desde entonces ese pequeño café se convirtió en un lugar emblemático de reencuentro transgeneracional. Cada primer viernes del mes, alumnos de primaria y secundaria, maestros y muchos habitantes de la región, incluso de París, vienen para pasar la noche entera cantando.


Canto por doquier

Foto 3 : © Yücel Yildirimkaya
Arquitectura típica del Mar Negro entre los jardines de té.

En Turquía, es también un desarraigado, Birol Topaloglu, el artífice del renacer de la canción tradicional, que aquí además conlleva una fuerte toma de conciencia ecológica. En Rizé, como en otras regiones de Turquía, los campesinos desertan las tierras encajonadas por ríos torrentosos que se vierten en el Mar Negro. Huyendo de varios proyectos de construcción de represas, se dirigen a las ciudades, que tienen reputación de ser lugares donde la vida es más fácil.

Todavía ayer, los cantos y danzas comunitarios resonaban en las magníficas moradas de piedra y madera. Poco a poco cundió el silencio. Por eso, desde hace algunos años, Birol emprendió la tarea de recopilar, publicar y revivir el repertorio tradicional con una visión que engloba la defensa del patrimonio, del terruño y de la oralidad. Se apoya para ello en su prestigio de músico respetado en Estambul y cuenta también con su red de amistades fuera del país.

El Festival anual organizado en el mes de agosto en el Valle de la Tormenta sobre las laderas verde lujuriante de Rizé donde asoma la blancura de los minaretes, es para todos los públicos. Como en Bovel, aspira a reunir a jóvenes y viejos, a los que se fueron y a los que se quedaron. El canto se encuentra por doquier: se baila y canta, se camina y canta, se come y canta. Tradición obliga, se organizan veladas de compilación de cuentos, talleres de cocina tradicional, recogida de plantas silvestres…y se está muy orgulloso por haber conservado el laze, una lengua rara del grupo georgiano.

Idéntica pasión, idénticos objetivos, pero el encuentro era muy improbable. ¿Dónde queda Bovel, dónde está Rizé ? Sin embargo, como estaban hechos uno para otro, “Un puente sobre el Bósforo” los ayudó a reunirse. Esta asociación francesa sin fines de lucro de intercambios culturales con Turquía está al origen de una bella historia de amor hecha de música que tiene todo a su favor como para ser duradera.

Françoise Arnaud-Demir, intérprete de canciones populares turcas, investigadora e intérprete de canciones populares en el Instituto de Lenguas y Civilizaciones Orientales (INALCO) en París, fundó en 2004 la asociación “Un puente sobre el Bósforo” de la que es presidenta.


Información de http://portal.unesco.org/

La caligrafía, el arte de hacer que las palabras canten


(© Hassan Makaremi
“Del arte rupestre y los derechos humanos”, cuadro de Hassan Makaremi. )

La caligrafía persa recibe una serie de influencias, a diferencia de la caligrafía china, que permanece profundamente anclada en la tradición local, explica Hassan Makaremi, pintor calígrafo y psicoanalista iraní. Pero sea cual fuere la tradición en la que se inscriba, la caligrafía encarna nuestro “ser en el mundo”.

Durante el Festival de la Diversidad Cultural organizado por la UNESCO en mayo pasado, Hassan Makaremi pronunció, con el gran maestro chino Fan Zeng, una conferencia sobre “Miradas entrecruzadas sobre la caligrafía”. Entrevistado por Monique Couratier para El Correo de la UNESCO, explica cómo la caligrafía persa de estilo nas’taliq le permitió poner sus ideales en color y movimiento, en una búsqueda personal, enriquecida de intuición poética pero también de rigor científico.

¿Qué afinidades comparte con el maestro Fan Zeng y qué los diferencia?

Lo que nos acerca al maestro Fan Zeng y a mí es ante todo nuestra relación con la naturaleza. Observamos las mismas cosas y las transmitimos por medio de la caligrafía. Hay que tener presente que la caligrafía es un arte consistente en estilizar la escritura que fue inventado a partir de la observación de la naturaleza. En su inventario de formas visuales, Marc Changizi, investigador en el Rensselaer Polytechnic Institute de Troy, Estados Unidos, destacó unos cincuenta elementos que aparecen tanto en la naturaleza como en cuatro familias de escrituras: cuneiforme, jeroglífica, china y maya. En este sentido, tanto para el maestro Fan Zeng como para mí, la caligrafía encarna nuestro “ser en el mundo”.

¿Qué nos diferencia? Nuestra relación con el vínculo social. Nacida 4.000 años antes de la era cristiana, la escritura china permaneció muy arraigada en la naturaleza. Existe un vínculo directo entre los dibujos rupestres y los pictogramas, que de hecho no han cambiado desde hace seis milenios. Por eso, el hilo de tinta arrojado por el pincel del calígrafo chino continúa a través de los tiempos, convirtiéndose instantáneamente en caballo, buey o tigre. Sólo el talento de los maestros silabea el paso del tiempo.

Por el contrario, la caligrafía persa se caracteriza por haber recibido una serie de influencias. Pienso especialmente en las escrituras kufi (angulosa y geométrica) y naskh (ligera y redondeada) de inspiración árabe que la caligrafía abandonó desde el siglo XIV para volcarse en la naturaleza y ahondar en la dulzura de las curvas que caracteriza la escritura nas’taliq, estilo que por otra parte inspira mi obra. Para dar un ejemplo: el huevo está simbolizado por un rizo voluptuoso que parece volar con la ligereza de una pestaña…

Ese abrirse paso a través de otros imaginarios –mongol, árabe, turco, indio, etc.– que se refleja en el lenguaje de los cuerpos y por tanto en el gesto del calígrafo, hace que la caligrafía persa preste una atención estilizada al “hablante”, ese “ser deseante” que vive en la ciudad. Por su parte, la caligrafía china permanece acantonada en la naturaleza que sublima. ¿Por qué? No soy un especialista en filosofía de Extremo Oriente, pero pienso que se podría encontrar la respuesta en la distancia en relación al deseo preconizada por el budismo.


Su encuentro con el maestro Fan Zeng no se resume a una simple adición de similitudes y diferencias. ¿Tiene la impresión de haber establecido un diálogo real?

(Foto 2 : © DR
Versos de Sa’adi, célebre poeta persa del siglo XIII.)

El mero hecho de nuestra presencia uno al lado del otro ya es diálogo. Diálogo entre lo que nos es común y también entre aquello que nos diferencia. ¿El fruto de ese diálogo? ¡Simplemente la vida! Nuestro compromiso en trazar con el pincel la curvatura del universo constituye un mensaje que dice que la humanidad, aunque diversa, es una.

Si a menudo empleo la metáfora del árbol se debe a que la humanidad tiene raíces comunes que hacen su unidad y miles de ramas que hacen su diversidad (sus pueblos a la vez tan diferentes y mestizados) e innúmeras hojas tan ondulantes como los productos del genio creador. Sin sus raíces, profundamente ancladas en la tierra, sin sus ramas –de las que algunas mueren en tanto que otras prosperan– sin sus hojas en perpetuo “recomenzar”, el árbol no podría sobrevivir.

¿Y la violencia, me dirá usted? Proviene del hecho de que ciertos pueblos o individuos se piensan fuera de todo, fuera de ese “decorado” común a nuestra humanidad. Ahora bien, sin el sentimiento de pertenecer a la misma especie y sin el reconocimiento de la diversidad la humanidad no podrá sobrevivir. Tal es el mensaje de nuestro intercambio entre calígrafo chino y calígrafo persa. Tal es también el mensaje de la ONU, que se halla en el “Hall de las Naciones” de la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York del ilustre poeta persa Sa’adi [ver recuadro], y de la UNESCO, con la cual me sentiré honrado de proseguir mi colaboración en pro de la “diversidad cultural en diálogo”.


¿Por qué la caligrafía no floreció en Occidente? ¿Qué puede aportarnos ésta en la actualidad?

(Foto 3 : © Hassan Makaremi
“Derviche danzante”, cuadro de Hassan Makaremi. )

Desde el siglo XVI en Occidente se eligió la rapidez y la eficacia, especialmente en lo que se refiere al dominio de la naturaleza. En Oriente hemos preferido “decirla” en sus perfiles y su completitud, en sus curvas y sus silencios, siempre dejando un espacio para la interpretación y la libertad…

Lejos del científico de formación que soy la idea de renunciar al rigor, a la claridad y la concisión. Pero sé que el teclado de la computadora no reemplazará jamás a la mano. Y estimo que hoy la caligrafía representa un valor añadido. Porque en un movimiento cómplice con la naturaleza, como un derviche turnante, el gesto del calígrafo filósofo poeta hace “cantar las palabras” que dicen el Universo. Esto es la caligrafía: ¡alquimia de la vida!.


Información de http://portal.unesco.org/

La belleza del cisne


(© Fan Zeng
“La alegría de aprender”, obra de Fan Zeng (1998).)

La fuente del arte es la perfección del cielo y de la tierra, y la fuente de la cultura es la perfección de la naturaleza. Esta es la idea medular de la conferencia “Retorno a la naturaleza, retorno a los orígenes” que el calígrafo y poeta chino Fan Zeng pronunció el pasado mes de mayo en la UNESCO, durante la celebración del Festival de la Diversidad.

La naturaleza es sumamente generosa con la humanidad. No sólo le proporciona el aire, la tierra y el agua, esto es, los elementos necesarios para su existencia, sino también una serie de reguladores como la alternancia del sol y la luna, el soplo benéfico de los vientos y la caída bienhechora de las lluvias que vienen permitiendo a la humanidad desarrollarse indefinidamente desde sus albores.

Impacientes, los seres humanos han respondido a esa bondad de la naturaleza con la hostilidad. En el siglo pasado, un biólogo pronunció esta temible frase: “No podemos contentarnos con esperar los dones de la naturaleza, ¡tenemos que exigírselos!”. Como si fuésemos hijos malnacidos que levantan la mano contra su bondadosa madre… Como si fuésemos cocodrilos feroces y salvajes, prestos a devorar todo con las fauces abiertas, ignorando los límites de lo que la Tierra puede legarnos.

Hace más de veinticinco siglos, el gran filósofo chino Lao Tse clasificaba los componentes del universo en cinco categorías: lo visible, lo audible, lo tangible, lo invisible o “dao” (“perfecta existencia”, una especie de ley celeste comparable a la idea de Platón, el espíritu de Hegel y la finalidad transcendental de Kant) y, más allá de lo invisible, la naturaleza, “perfecta existencia en sí, espontánea y configurada así”.

En el budismo, la noción de “en sí” expresa la adecuación absoluta a la razón de las cosas, la concordancia y la pertinencia, atributos todos ellos de la naturaleza. Signo incorruptible de la inmensidad del tiempo y el espacio, esa existencia “en sí” perdura de forma omnipresente e ilimitada. Diez mil millones de años luz no podrían circunscribirla y serían insuficientes para dar cuenta de su duración.

Según Paul Dirac, solamente la ciencia matemática más sofisticada podría describirla. Hace ya doscientos años, Kant atribuía un puesto predominante a esta ciencia en su Crítica de la razón pura, como si hubiera previsto la inevitable supremacía del dígito que ha acabado por instaurarse paulatinamente.

No obstante, la naturaleza se diferencia de la racional –y un tanto árida– lógica numérica. Ofrece a la humanidad la plenitud de amor y dulzura que es inherente a la belleza del cielo y de la tierra. A este respecto, hemos de recordar la doctrina de Zhuang Zhou, un pensador chino del periodo “Primaveras y Otoños”, cuya sabiduría divina puede compararse a la de la diosa Atenea. Decía así: el cielo y la tierra son de una belleza muda y perfecta; las cuatro estaciones se suceden a un ritmo regular, sin prescripción alguna; y la miríada de seres se realizan tácitamente, conforme a la razón de las cosas.

Esta existencia en sí, desprovista por completo de logos, encarna la excelencia del cielo y la tierra que da libre curso a la creatividad del alma humana y acoge con generosidad a la pluralidad de inteligencias y talentos humanos. Las semillas de esta belleza perfecta esparcidas por todo el planeta se transforman en virtudes de sinceridad y veracidad, así como en expresiones estéticas. Entre los derechos innatos del hombre, no cabe duda alguna de que figura el “derecho a la experiencia estética”, aunque no esté expresamente consignado en los textos de las leyes, quizás porque se considere implícito. Desde la Antigüedad hasta nuestros días, la perfección del cielo y la tierra ha sido el manantial libre e inagotable de la belleza y diversidad de las culturas de nuestro mundo.


Querer superar a la naturaleza es pura vanidad

(Foto 2: © Fan Zeng
“Zhong kui apartando a los demonios”, obra de Fan Zeng (2007).)

En el Zhuangzi, Zhuang Zhou describe un pueblo llamado “hexu” que, en los tiempos más remotos de la Antigüedad, vivía exento de preocupaciones, comiendo a su guisa y vagando tranquilamente en compañía de animales y plantas. Nuestras representaciones imaginarias colectivas abundan en este mismo sentido. Desde Platón hasta Owen, pasando por Tomás Moro, Saint-Simon y Fourier, los hombres han alimentado siempre sueños maravillosos. De no haber sido así, la humanidad no sería lo que es. Si tuviéramos que renunciar a nuestros sueños, sólo nos quedarían la esterilidad y la insipidez. Toda nuestra vida estaría orientada hacia la muerte. Triste suerte la nuestra, si así fuese.

¿No creen ustedes que la UNESCO preconiza la diversidad cultural para abrir precisamente camino a la inevitable gran concordia universal, y para que la cultura humana con sus mil destellos conserve toda su belleza durante millones de años?

“Retorno a los orígenes” y “retorno a la naturaleza” son dos expresiones de una misma idea. La cultura se ha inspirado siempre en la naturaleza. Por mucho que las artes y las letras la imiten, y por mucho que las ciencias descubran aspectos suyos, querer superar a la naturaleza es pura vanidad. A una ecuación descubierta por Maxwell en el siglo XIX debemos avances tecnológicos que van desde el micrófono a la industria aeroespacial. Sin embargo, Maxwell no inventó nada nuevo. Antes de que él naciera, antes incluso de que la Tierra existiese, esa ecuación ya estaba inscrita en algún lugar del universo.

Se dice que las artes y las letras están dotadas de un poder divino. Esto sólo son palabras de artistas que tratan de consolarse. En realidad, y a pesar de su recurso a la exageración artística, la humanidad sólo puede empeñarse en tareas que están a la altura de sus fuerzas, mientras que el menor movimiento del universo, dotado de una fuerza majestuosa, basta para estremecer al planeta entero. Los ciclones y los maremotos sólo son una leve muestra de la fuerza de la naturaleza y, cuando la magnificencia de ésta se transforma en terror, la humanidad se ve reducida a la condición de entidad ínfima. Kant ya nos dijo que distanciándonos un poco de la terrorífica potencia de la naturaleza, ésta podía convertirse en objeto de placer estético. No obstante, para experimentar ese placer no necesitamos forzosamente esa fuerza pavorosa de los elementos naturales, tenemos también otras cosas, como este Día Mundial de la Diversidad Cultural, por ejemplo.


La avidez devora el alma

(Foto 3: © Fan Zeng
“El canto de un pescador”, obra de Fan Zeng (2009).)

En la Antigüedad y las épocas clásicas, la humanidad vivía esencialmente de la agricultura y la ganadería, tenía fe en la naturaleza y se sentía cercana de ella. Los hombres le profesaban respeto y afecto, y no se mostraban arrogantes con ella. Luego, la industrialización exacerbó sus deseos, y ahora la avidez les está devorando el alma.

A principios del siglo XX, el británico Toynbee y el alemán Spengler nos advirtieron de los riesgos del síndrome del capitalismo, que se han confirmado hoy, al mismo tiempo que la perspicacia de estos dos eminentes pensadores. En estos momentos en que los avances de la tecnología van unidos a un consumo voraz, nuestro planeta se ve cernido por un peligro que cada vez se hace más atronador.

Si rendimos homenaje a las culturas originales, lo hacemos por su sabiduría, elegancia, autenticidad y simplicidad. Son la expresión de la pureza de alma de los antepasados. Bien es verdad que después han adquirido la coloración de lo sagrado, pero en la medida en que la religión cumpla su misión de reconfortar el alma humana, podemos considerarla fundamentalmente como un arte.

Les culturas no están regidas por los principios de evolución enunciados por Darwin o Spencer. Una obra reciente no es superior a otra anterior. La toma de conciencia y el esfuerzo por lograr la confianza y la concordia de que ha dado muestras la humanidad en esta jornada de intercambios pluriculturales nos iluminarán para siempre con su luz conmovedora y alentadora.

“En toda sociedad, ya sea de hombres o animales, la violencia genera tiranos, la clemente autoridad crea reyes. El león y el tigre en la tierra, el águila y el buitre en los aires, reinan sólo por medio de la guerra, dominan por el abuso de la fuerza y la crueldad. En cambio, el cisne es el rey de las aguas en virtud de las cualidades en que se fundamenta un imperio de paz: la grandeza, la majestad y la suavidad […]” (Buffon, Historia natural de los pájaros, tomo IX, “El cisne”). Hagamos votos todos juntos por la paz y la gran concordia de la humanidad, por que el cisne conserve perpetuamente su hermosa nobleza

Fan Zeng, poeta y pintor. Es uno de los más grandes calígrafos chinos actuales. Es autor de El viejo sabio y el niño (obra traducida al francés y publicada en este idioma en 2005).


Nombres citados, por orden de aparición en el texto:
Lao Tse, filósofo chino (vivió entre 604 y 479 a.C.)
Zhuang Zhou, filósofo taoísta (siglo a.C.)
Platón, filósofo griego (siglos V-IV. a.C.)
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, filósofo alemán (1770-1831)
Emmanuel Kant, filósofo alemán (1724-1804)
Paul Dirac, físico y matemático británico (1902-1984)
“Primaveras y Otoños”, periodo de la historia china que va del siglo VIII al siglo V a.C.
Atenea, diosa griega de la sabiduría
Robert Owen, industrial y socialista utópico galés, padre del cooperativismo (1771-1858)
Tomás Moro, jurista, historiador, filósofo, teólogo y político inglés (1478-1535)
Claude-Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, economista y filósofo francés (1760-1825)
Charles Fourier, filósofo francés (1772-1837)
James Clerk Maxwell, físico y matemático escocés (1831-1879)
Arnold Joseph Toynbee, historiador británico (1889-1975)
Oswald Spengler, filósofo alemán (1880-1936),
Charles Robert Darwin, naturalista inglés (1809-1882)
Herbert Spencer, filósofo y sociólogo inglés (1820-1903)
Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, naturalista francés (1707-1788)

Diversidad, sinónimo de cultura


(© DR
“Mou-ak” (danza folclórica). Obra del artista coreano Kim Ki-Chang, donada a la colección de obras de arte de la UNESCO en 1982. Fotografía: Patrick Lagès.)

Un largo periplo desde China hasta el Irán, guiados por la brújula de la caligrafía; un nostálgico recorrido por París, tras los pasos de un fotógrafo japonés; una peregrinación a los orígenes del kung fu, arte marcial chino hoy internacionalizado; la vuelta al mundo de la seda tailandesa; una correría por Turquía al son de la música bretona… Este mes, El Correo de la UNESCO dedica sus páginas a la diversidad cultural

Este año, la celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural (21 de mayo que ya paso) cobró un relieve excepcional. A lo largo de todo el mes de mayo, decenas de artistas llegados del mundo entero dieron testimonio de la riqueza del patrimonio cultural de la humanidad, en el marco del primer Festival Internacional de la Diversidad Cultural. Celebrado simultáneamente en varios países y en la sede de la Organización, este evento ha mostrado palpablemente la profunda afinidad existente entre la cultura y la diversidad, de la que El Correo de la UNESCO se hace eco en el presente número.


La relación entre la cultura y la diversidad es una relación de fundamento mutuo. En efecto, la cultura es la especificidad de un modo ser original, reconocible por sus obras y sus signos, que se enorgullece con razón de ser totalmente distinto de cualquier otro modo de ser y, al mismo tiempo, es una apertura a todo lo que parece ser diferente, una fascinación por lo inédito. Por eso, la cultura es, a un tiempo e igualmente, una profundización de la diferencia y una construcción permanente de lo universal, que son siempre inacabadas e inagotables. Así considerada, la cultura es simplemente el trabajo de la diversidad, esto es, la explicitación y el enriquecimiento de esta última. Podríamos decir que no hay diversidad sin cultura y, viceversa, que no hay cultura sin diversidad.

Esta observación cobra su plena fuerza en un mundo que se ha convertido, por primera vez, en un espacio integrado de diversidad y ha dejado de ser un ámbito en el que se yuxtaponían presuntas diferencias. Hoy en día, habitamos una Tierra poblada por una sola humanidad y, probablemente, por un solo reino viviente formado por la totalidad de las especies. El concepto que nos permite entablar una reflexión sobre este estado de cosas, determinante para el destino de la humanidad, es el concepto de diversidad.

Sólo este concepto emana a la vez de una referencia a lo universal y de una consideración de las singularidades, proclamando ambas conjuntamente. Así considerada, esta noción ofrece al “espíritu de los hombres” un nuevo enfoque de su condición común, que es el único capaz de responder a la realidad de su destino también común. Es fundamental que la diversidad se convierta en el recurso de la comprensión humana del mundo.


(Photo 2 : © UNESCO/Georges Malempré
Mujer de las Islas Célebes (Indonesia).)

Desde la proclamación de su Constitución en 1945, la UNESCO se esfuerza por promover la diversidad. Su acción más reciente en este ámbito se ha traducido por la adopción de la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural en 2001 y de la Convención sobre la Diversidad de las Expresiones Culturales en 2005. El Festival Internacional de la Diversidad Cultural, celebrado este año simultáneamente en toda una serie de países y en la sede de la UNESCO, ha tenido por objeto mostrar la afinidad esencial que se da entre la cultura y la diversidad.

Haciéndose eco de este Festival, este número de El Correo de la UNESCO se asocia a la celebración de la diversidad cultural.

Françoise Rivière, Subdirectora General de Cultura de la UNESCO


Información de http://portal.unesco.org/

miércoles, 1 de julio de 2009

MUERE MICHAEL JACKSON





Ha fallecido el cantante Michael Jackson después de sufrir un paro cardiaco en su casa de Los Angeles. El ‘Rey del Pop’ fue trasladado al hospital y los médicos no pudieron salvar su vida según publica Los Angeles Times.

Una llamada producida a las 12:26 minutos de la tarde hora californiana (21.26 en España) alertó a los servicios médicos de la necesidad de una ambulancia en la dirección del cantante en Holmby Hills, en Los Ángeles.
Al parecer Jackson, recibió reanimación cardiorespiratoria antes de trasladarlo al hospital de la Universidad de California (UCLA) por un equipo de paramédicos del cuerpo de bomberos. Pero ya nada se pudo hacer…

Gracias Michael por todos esos buenos momentos que nos diste con tu genial voz, y unos movimientos de baile imitados por todos…Hoy es un dia muy triste, muere un genio criticado y aclamado al rededor del mundo, pero en definitiva un genio con un talento brutal…muere Michael Jackson……R.I.P.







domingo, 24 de mayo de 2009

El síndrome del escafandrista



© Mission Archéologique Française (Libia)
“Me ocurrió encontrar un solidus de oro rarísimo, pero la emoción que me embargó en ese momento no debía nada al valor monetario del objeto”, escribió Jean-Marie Blas de Roblès .


En las antípodas de la caza del tesoro, un cazador de sueños nos relata la emoción que lo invade cuando “trae fragmentos de belleza desnuda de las profundidades del olvido”. De 1986 a 2001, el escritor francés Jean-Marie Blas de Roblès participó en excavaciones submarinas en la costa libia, explorando esa “parte invisible de nosotros mismos” que debemos proteger con gran cuidado y respeto.

Todo comenzó en 1985. Apenas regresó de su primera participación en las excavaciones terrestres de la Misión Arqueológica Francesa en Libia, Claude Sintes, [Director del Museo de Antigüedades de Arles] se apresuró –uno de los privilegios conferidos por la amistad-, en compartir conmigo su experiencia: volvía de Apolonia, había visto Cirene, Sabratha, Leptis Magna, vestigios griegos y romanos que sobrepasaban en magnitud todo cuanto conocíamos o hubiéramos podido imaginar. Insistía en que yo no tenía siquiera idea de ese paraíso; ciudades enteras sepultadas bajo la arena, a orillas del mar, en paisajes espléndidos.

Pero había todavía mucho más; nadie o casi nadie había pensado en explorar los fondos marinos de esa costa y todo permanecía tal como había quedado desde el siglo VII a. de C. ¿Podía imaginar siquiera los fabulosos hallazgos que tal cosa podía representar? Por supuesto restos de barcos antiguos –la costa de las Syrtes es, desde siempre, una de las más inhóspitas del mundo- pero también arquitecturas sumergidas, estatuaria, materiales sumamente diversos…Pues bien, ¡había obtenido la autorización necesaria como para organizar una campaña arqueológica submarina el verano entrante!

Sintes se ocuparía del aspecto técnico de la expedición; quedaba por resolver el problema de contratar el personal. Al no permitir el régimen libio el pequeño comercio la cuestión del avituallamiento no sería nada fácil. En cuanto a las condiciones propias de la excavación y el alojamiento el tema se presentaba incluso peor; el término “espartano” era un delicado eufemismo para caracterizar la situación. Por lo tanto además de técnicos de la mayor confianza, se necesitaba gente de terreno que no vacilara en ningún momento en arriesgarse al máximo. Por mi parte, tenía conocimientos suficientes de arqueología y una experiencia marina real. También tenía costumbre de vivir en un medio aislado. Si a todo esto, además de excavar, no me disgustaba cocinar, ¡sería el primer contratado!…

Así empezó la aventura. Acepté lleno de alegría. Por acompañarlo a Libia hasta hubiera hecho la limpieza, sin imaginar que mi participación empezaría, como para el resto de los miembros del equipo, por ese tipo de tareas.

En agosto de 1986, tras tres días de viaje, estábamos listos para emprender el trabajo. La primer jornada la dedicamos a hacer habitable nuestro hogar, una casa en ruinas de la época de la colonización italiana infestada de escorpiones y grandes cucarachas marrones. Al día siguiente, un primer reconocimiento del sitio con gafas y tubo confirmó las observaciones del arqueólogo estadounidense Nicholas Flemming, quien, tras primeras tareas de registro había señalado en 1957 que las estructuras sumergidas del puerto de Apolonia eran bien visibles y justificaban sin lugar a dudas las excavaciones que íbamos a comenzar.

Desde un punto de vista más egoísta descubrí de inmediato un universo que creía reservado a la literatura. De golpe me vi transportado a un mundo donde Julio Verne competía con H. G. Wells ; Veinte mil leguas de viaje submarino y La máquina del tiempo confundidos en un mismo goce: ¡la sensación aguda, la certeza de contemplar una Atlántida abandonada!

Me enamoré de Grecia por mi afición a los presocráticos y de la Antigüedad por ese bautismo en las tibias aguas de Apolonia. Diestro en la pesca con arpón desde mi primera juventud, los fondos submarinos –praderas de laminarias, cavernas rocosas erizadas de gorgonas, frías ondulaciones de arena- eran mero pretexto para el acecho y el acercamiento a presas que mi imaginación ya había pescado. Estos paisajes casi banalizados por la costumbre, adquirieron en esta oportunidad dimensiones fantasmagóricas: aquí una alineación de bloques ciclópeos ensamblados a cola de golondrina, allí una torre cuadrada, más lejos rampas para trirremes esculpidas en la roca y en dos metros de agua un vivero descrito por Vitruvio [arquitecto romano del siglo I a. de C.], acondicionado para pulpos y morenas…

Alrededor, entre cada piedra, cada estructura más o menos discernible bajo su manto de algas, existían visibles, alcanzables con un simple movimiento de brazo, decenas, centenas de objetos que habrían merecido hallarse en los museos o por lo menos en las cajas de archivo de los arqueólogos, cuerpos o bases de ánforas de épocas diferentes, asas selladas en Rodas del siglo VI a. de C., cuencos romanos, jarrones decorados más o menos íntegros…

Un mundo yacía allí, petrificado como luego de un cataclismo, ofrecido a la mirada de quienes se atrevieran a interesarse en él. De Apolonia, el puerto griego de la antigua Cirene cantado por Píndaro o Calímaco no quedaba sino una franja de tierra roja sembrada de columnas bizantinas, un teatro instalado en el flanco de una colina y varias construcciones posteriores. Sin embargo, a pocos metros de la costa, una Pompeya sumergida esperaba sus visitantes. Una increíble bendición para el científico, un verdadero regalo de los dioses para el soñador que todavía soy.


Aventura y desventuras

La arqueología submarina, lo sabemos, no difiere en nada de la arqueología terrestre; ambas emplean técnicas similares, aun cuando las excavaciones subacuáticas son algo más complicadas de realizar y necesitan un material y competencias específicas. En nuestro caso, las condiciones de trabajo fueron particularmente complejas. A falta de barco, debimos transportar las botellas y los equipos a pie, hasta la playa. Para aprovechar nuestra presencia decidimos realizar dos inmersiones diarias. Tres horas por la mañana seguidas de la recarga de las botellas de oxígeno en la orilla y luego tres horas bajo el agua en la tarde. Después, había que llevar de nuevo el equipo a la reserva, proceder a su limpieza y mantenimiento, inventariar nuestros hallazgos…y recién entonces, empezar a cocinar.

Contando el equipo de tierra, tenía todas las noches a una docena de personas que alimentar. La misión contaba con una despensa bien provista en queso fundido, jugo de naranja en polvo, especias y galletas… Como era imposible procurarse ningún alimento en las tiendas del Estado, comprábamos a nuestros amigos libios azúcar, fideos y arroz, productos que yo necesitaba para cocinar los platos rápidos que aprendí de mi madre. Pese a que el pescado solía mejorar nuestro menú –especialmente meros que pescábamos en apnea los viernes- todavía me pregunto cómo pudimos escapar a un motín. Por si fuera poco, sólo podíamos utilizar agua de cisterna y era necesaria buena dosis de inconsciencia para quitar las larvas de mosquito de los vasos antes de beber.

Después de la cena, diario de las excavaciones, té a la menta en la terraza, estando atento a los escorpiones que muy subían hacia la luz.

En quince años de misiones la lista de nuestras desventuras bastaría para desalentar a todo pretendiente a arqueólogo: serpientes entre las sábanas, escorpiones en el calzado, pesca con granada no lejos del sitio donde estábamos buceando, disparos de advertencia con ametralladora pesada a nuestra Zodiac si por caso aproximábamos a una zona prohibida, desaliento por las condiciones marinas, etc. Y, por sorprendente que pueda parecer, ninguna de estas condiciones logró menguar mínimamente la dicha de participar en esta empresa.


Dionisos, el nacido dos veces



Desde la campaña de 1986, nuestros resultados fueron tan alentadores que el equipo submarino obtuvo el privilegio de estudiar el puerto de Leptis Magna. Al año siguiente, una prospección conduciría al reconocimiento de un muelle sumergido que modificó sensiblemente la importancia de esta ciudad de la época severiana [fin del siglo II y comienzos del siglo III]. El estudio cuidadoso del puerto de Apolonia permitió no sólo entender su evolución desde sus orígenes griegos hasta su abandono en el siglo VII, sino también determinar el coeficiente de hundimiento de las tierras responsables de su parcial inmersión. Tales trabajos condujeron al descubrimiento de un pecio helenístico y de incontables cerámicas, monedas y esculturas.

Entre las motivaciones iniciales de mi compromiso –el espíritu de aventura, la amistad, los textos de Albert Camus [francés, premio Nobel de literatura, 1957] sobre Tipaza o Djemila [dos sitios argelinos del Patrimonio Mundial de la UNESCO]– jamás existió la de “caza del tesoro”. Me ocurrió encontrar un solidus de oro rarísimo, pero la emoción que me cortó la respiración en ese momento no debía nada al valor monetario del objeto. Provenía en cambio de los destellos de ese pequeño sol girando en el azul como un espejo, al indecible gozo de haber traído de las profundidades del olvido un fragmento de belleza desnuda. Un proceso muy cercano, finalmente del que se da en la escritura y del que Le Syndrome du scaphandrier, (El síndrome del escafandrista), del novelista francés Serge Brussolo, brinda a mis ojos una de las metáforas más justas; un cazador de sueños se sumerge día tras día en las tinieblas nocturnas; de ese universo paralelo, suben toda suerte de ectoplasmas, de extrañas ficciones que se incrustan en lo real y llegan a existir.

Quince años más tarde, otro descubrimiento ilustra todavía mejor las razones de mi perseverancia. Durante las excavaciones submarinas de los viveros romanos de Apolonia, tuvimos la suerte con Claude Sintes de exhumar una estatua de Dionisos. Una vez subida a tierra, su estudio reveló que completaba una estatuilla hallada en 1957, aquella que Nicholas Flemming sostenía como si fuera un recién nacido salvado de las aguas, en una foto que lo mostraba al volver de una de sus inmersiones. A casi cincuenta años de intervalo, acabábamos de reconstituir un “Dionisos ebrio” que había atravesado el tiempo poniendo al descubierto no sin cierta ironía su apodo del dios “nacido dos veces”.

Más que ninguna otra disciplina, la arqueología renueva vínculos, y reconcilia a seres que el paso de los siglos ha separado. El patrimonio subacuático es más directamente accesible, con frecuencia mejor preservado y más homogéneo que su correspondiente terrestre. Además está inexplorado. Si se piensa en los mil quinientos kilómetros todavía misteriosos de la costa libia es muy fácil convencerse de que esa parte invisible de nosotros mismos debe protegerse con tanto cuidado y respeto como la parte emergida.

Jean-Marie Blas de Roblès, escritor, filósofo, arqueólogo francés, nacido en 1954 en Sidi-Bel-Abbès, Argelia, es autor entre otros libros de Libye grecque, romaine et byzantine (Edisud, 2005). Galardonado con el premio Médicis 2008 por su última novela Là où les tigres sont chez eux (Zulma, 2008).


Foto 2 : © Mission Archéologique Française (Libia)
El "Dionisos ebrio" reconstituido.

Los monos, el escorpión y la serpiente


© UNESCO/Yves Bergeret
Según la tradición, la cobra es guardiana de la lengua toro tegu, que se habla en el territorio dogon (Malí).


La piedra es palabra mineralizada, el agua es palabra reidora, el grano plantado es palabra promesa: la lengua toro tegu, hablada en la actualidad por cinco mil dogón en el norte de Mali, concibe cada elemento de lo real como su parte integrante.

Es mi vigésimo día de trabajo con los pintores dogón de Koyo, en lo alto de su montaña tabular, en el norte de Mali. En lo oscuro de la noche, estamos tendidos sobre esteras ante la casa de tierra en pleno corazón de la aldea que me atribuyeron; los pintores campesinos y yo estamos exhaustos, pero felices por los poemas sobre tejidos que acabamos de crear a pleno sol. El más joven de los pintores prepara té. La conversación tiene por tema los ancestros.

De repente siento un dolor muy vivo en mi mano izquierda. Enfoco con la linterna y ahí está: ¡acaba de picarme un escorpión blanco! Lo mato. Estoy trastornado, imagino que dentro de una hora todo habrá terminado para mí. Luego pienso que tengo por delante media hora de tranquilidad –relativa– antes de que empiecen las convulsiones. Pregunto al jefe de la aldea si tiene algún medicamento tradicional dogón contra ese veneno. “No”, dice, “espera y vas a ver”. La conversación se reanuda. La mano y el brazo me duelen muchísimo, me queman. Dos horas después todo ha terminado. Duermo profundamente. El jefe de la aldea se quedó a dormir a mi lado. Misterio.

Tres días más tarde nos encontramos, a una decena de kilómetros de la aldea, los ocho, es decir los seis pintores, el jefe, y yo, al pie del acantilado desde donde después de cada tormenta de la época de lluvias se precipita una poderosa cascada. Un lugar donde el agua atrona, habla y canta casi todo el verano y es fuente de numerosas leyendas. Hay grutas que contienen signos gráficos muy antiguos, pero no ignoro que ahí viven muy temibles cobras. Hablo con los pintores y les pregunto si tienen consigo algún medicamento contra su veneno. “No. Por favor, siéntate. Te vamos a explicar”.


Todo lo real es palabra

Aquí reúno cuanto se me ha transmitido, esta mañana y anteriormente, por medio de los signos gráficos que crean los pintores cuando narramos la profunda vida de estos lugares en nuestros poemas-pinturas.

Todo lo real es palabra. Ella es cabal y madura en la meseta de la cumbre de las montañas. Las bellas piedras redondas o planas son palabra mineralizada. El agua es palabra reidora, el cielo y su prefiguración lejana, la nube y su gestación y la lluvia en su gozoso clamor. El grano sembrado es una palabra promesa: y si el cultivador canta refuerza su fertilidad. Se cultiva con la azada y la palabra cantada.

La lengua de mis compañeros se llama toro tegu, “palabra de la montaña” y forma parte de la quincena de lenguas dogón. Sus locutores suman 5.000 personas. Los dogón de esta etnia se autodenominan toro nomu, “gente de la montaña”.

Lo característico de la comunidad de la aldea de Koyo, de unas 500 almas, es activar la fertilidad de la palabra por las prácticas agrícolas y por los ritos. La comunidad se divide en pequeños grupos de seis a ocho personas vinculadas para siempre y que comen en común al menos una comida diaria: el grupo encargado de los graneros colectivos que son “reservas de palabras”, el grupo encargado de los ritos para propiciar la lluvia, el grupo encargado del mantenimiento de los senderos para subir al acantilado, etc. Cada grupo tiene por supuesto un ancestro referente y que actúa solo por el conjunto de la comunidad.

La armonía dinámica de lo real es regularmente refundada por cantos y danzas nocturnas de un grupo especializado de “mujeres mayores”. En su coreografía ejecutan en forma repetitiva un amplio gesto horizontal del brazo derecho que es el de sembrar la palabra tal como ocurre cuando se siembran semillas.


La palabra en acción

Los pintores, el jefe de la aldea y yo – el poeta de la palabra escrita –, formamos desde 2002 un grupo de palabra. Sobre tejidos o papeles que extendemos como tierra de cultivo fino sobre la roca plana, expongo los “granos” del poema y ellos los “granos” de los signos gráficos. Esos tejidos y papeles fueron expuestos en muchos sitios. Esa “cosecha” procura un financiamiento, alimenta a la aldea. Con ella hemos construido en el marco de un proyecto de desarrollo de la aldea, una escuela, cinco retenciones de agua que permitieron duplicar las superficies de cultivo, tres “Casas de Pintores” que pueden visitarse, etc. [ver “Koyo, un espacio de diálogo entre dos culturas”, El Correo de la UNESCO, n° 4, 2008].

Nuestro grupo tiene dos antepasados referentes que enseguida dieron nacimiento a otro grupos de palabra encargados de mantener la escuela, las “Casas de Pintores” y las otras realizaciones de nuestro proyecto de desarrollo. “Hemos decidido que te has convertido en dogón”, me dijeron los pintores; “debes agregar a tu nombre el de los dos ancestros. El último extranjero que se integró entre nosotros lo hizo hace cinco siglos. Es quien pintó signos gráficos en una de las grutas cercanas a la gran cascada. Es uno de nuestros dos antepasados referentes. Pero ahora el es el penúltimo extranjero integrado, el último eres tú”.

Según los toro nomu, todo lo que se encuentra en la cima de la montaña es palabra en acto y en armonía con ella misma. Los animales son también elementos. En cambio, todo lo que se tiende en desnivel hacia abajo en relación a las mesetas de las cimas –un precipicio, una garganta e incluso un llano de cuarenta kilómetros que separa dos mesetas–, tiene un mismo nombre genérico, pondo : allí la palabra es débil, ondulante, sin forma, insegura. Es en particular la palabra de los pastores nómadas que dominan el llano en forma feudal desde hace siglos.

“Nuestros monos, muy numerosos, agitan la palabra en desorden”, continúan los pintores. “En cambio, los escorpiones y las cobras son criaturas por las cuales la palabra se defiende. Si sorprenden a un extranjero lo matan. A nosotros no nos atacan nunca”.
“¡Ah! ¡He aquí por qué la otra noche me picó el escorpión!”
“¡Qué va, aún no entendiste nada! Haz un esfuerzo. Tú hablas toro tegu. Tú te has convertido en dogón. El escorpión se equivocó cuando te picó. ¿Quién está muerto, tú o él?

Yves Bergeret, poeta francés


Cada idioma es un universo mental estructurado de forma única

Cada idioma es un universo mental estructurado de forma única

El lingüista australiano Christopher Moseley explica la importancia decisiva que reviste la preservación de las lenguas y destaca las principales novedades de la tercera edición del “Atlas UNESCO de las lenguas en peligro en el mundo”, que acaba de present


Entrevista realizada por Lucía Iglesias Kuntz (UNESCO).

¿Por qué debe preocuparnos la preservación de las lenguas?

En nuestra condición de seres humanos, el fenómeno de las lenguas en peligro debe preocuparnos tanto como la reducción de la biodiversidad del planeta, esto es, la disminución de la variedad de su fauna y su flora. Los actuales movimientos en pro del renacimiento de las lenguas se caracterizan por un elemento excepcional, antes inexistente: los lingüistas son por primera vez conscientes del importante número de lenguas que hay en el mundo y, además, están adquiriendo un mejor conocimiento de los factores que las debilitan y aniquilan, así como de los medios para contrarrestarlos. La cuestión es difícil y compleja, y pecaríamos de ingenuidad y simplismo si afirmásemos que los idiomas dominantes de las potencias coloniales de antaño –el inglés, el francés o el español– son los causantes de la extinción de las lenguas minoritarias y que estas últimas son las víctimas de los primeros. Esto no es así realmente. En la práctica se da una interacción de fuerzas sutil y esperamos que el Atlas contribuya a que el común de los ciudadanos pueda entender mejor cómo actúan éstas.

Personalmente, a la pregunta de por qué debemos preocuparnos por la preservación de las lenguas, yo respondería concisamente así: porque cada idioma es un universo mental estructurado de forma única en su género, con asociaciones, metáforas, modos de pensar, vocabulario, gramática y sistema fonético exclusivos. Todos esos elementos funcionan conjuntamente en el marco de una estructura que, por ser extremadamente frágil, puede desaparecer para siempre con suma facilidad.

¿Puede hablarnos de algunos proyectos o iniciativas que hayan contribuido a la salvaguardia de algunos idiomas?

Sí, hay proyectos e iniciativas a todos los niveles: desde campañas comunitarias, promovidas desde la base, que tratan de enseñar a la gente a leer en su propio idioma para transmitirlo así a las nuevas generaciones, hasta planes de gran envergadura que cuentan con el apoyo de los Estados.

En Australia, por ejemplo, se están llevando a cabo con éxito campañas dinámicas para que renazca el uso de lenguas consideradas muertas desde varias generaciones atrás, pero que en realidad estaban solamente “aletargadas”. En Nueva Zelandia, los llamados “nidos lingüísticos” –guarderías infantiles donde se transmite el maorí a los niños pequeños– han salvado a este idioma de un olvido casi completo.

Sin embargo, los proyectos e iniciativas más logrados son los que han contado con apoyo de los Estados y se han beneficiado de sus infraestructuras. Tenemos el caso de dos regiones de Europa, el País de Gales y Cataluña, que han conseguido revitalizar sus respectivas lenguas en el lapso de una generación, y tenemos también, por supuesto, el renacimiento del hebreo, que ha llegado a ser el idioma nacional de Israel.

Usted ha dirigido la redacción de este Atlas, ¿puede contarnos qué novedades ofrece esta edición?

Esta tercera edición del Atlas ofrece tres innovaciones importantes por lo menos. La primera y más notoria es su publicación en dos versiones: una impresa y otra en línea. Esta última constituye una novedad importante y se basa en los mapas de “Google Earth”. Cada idioma en peligro, por minoritario que sea, está señalado con el mayor detalle posible en los mapas, que se pueden visionar con la escala y el grado de detalle deseados.

La segunda novedad es que el Atlas cubre de forma exhaustiva la totalidad de nuestro planeta. En sus dos ediciones anteriores sólo proporcionaba una visión parcial de la las lenguas que corrían peligro en unos cuantos continentes, pero esta vez hemos procurado abarcar la casi totalidad de las lenguas, catalogándolas, como antes, desde “precarias” hasta “moribundas”, en función de la situación de peligro en que se hallan.

La tercera y última novedad es que el Atlas va a estar disponible en español, francés e inglés, y es posible que se traduzca ulteriormente a otros idiomas.


Usted es el director de publicación del Atlas, ¿podría explicarnos cómo se ha elaborado?

La compilación ha sido el resultado de la colaboración de un equipo internacional de lingüistas, especializados en el tema de los idiomas en peligro de extinción. Al igual que en las ediciones anteriores (publicadas en 1996 y 2001), hemos contado con colaboradores encargados de acopiar la información pertinente de cada continente del mundo, de redactar las partes correspondientes a las distintas regiones y de incluir en los mapas los datos relativos a los diferentes idiomas.

La panorámica de algunas zonas lingüísticas es fruto del trabajo de especialistas de varios países. Evidentemente, todos esos colaboradores han necesitado recurrir al apoyo y asesoramiento de expertos técnicos de la Sección del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. El editor web de la Organización nos ha prodigado también ayuda y consejos a los encargados de la edición del Atlas, en cada una de las etapas de realización de su versión digital, ya que este trabajo era completamente nuevo para todos nosotros.

Paralelamente, los redactores encargados de las diferentes partes y yo mismo, personalmente, hemos supervisado la preparación de los textos. La totalidad del proyecto se ha podido llevar a cabo en un lapso de tiempo muy apretado: un año tan sólo desde su inicio hasta su culminación.

Imagen de: © UNESCO/Michel Ravassard
Christopher Moseley, redactor jefe del Atlas UNESCO de las lenguas en peligro en el mundo, el día de su presentación en la Sede la UNESCO

Lenguas en peligro: el pensamiento amenazado


© UNESCO
Imagen: Detalle del cartel elegido para conmemorar el Día Internacional de la Lengua Materna 2009.

Lenguas en peligro: el pensamiento amenazado

La lengua eyak de Alaska (Estados Unidos) se extinguió en 2008 con el fallecimiento de Marie Smith Jones. La lengua ubikh de Turquía se extinguió en 1992 tras la muerte de Tevfik Esenç …Según el nuevo “Atlas UNESCO de las lenguas en peligro en el mundo”, cerca de 200 lenguas se han extinguido en el curso de las tres últimas generaciones.

Este número del Correo de la UNESCO, que publicamos con motivo del Día Internacional de la Lengua Materna (21 de febrero), estudia este inquietante fenómeno: con la desaparición de una lengua, no desaparecen sólo palabras, sino también maneras de ver el mundo y de comunicarse, saberes preciosos y universos de pensamiento.


La versión electrónica de la nueva edición del “Atlas UNESCO de las lenguas en peligro en el mundo” propone contiene datos actualizados de cerca de 2.500 idiomas y podrá completarse, corregirse o actualizarse de manera constante gracias a las aportaciones de sus usuarios.

El Atlas permite hacer búsquedas según múltiples criterios y clasifica las lenguas en peligro según cinco grados de vitalidad diferentes: vulnerables, en peligro, seriamente en peligro, en situación crítica y extintas (desde 1950).

Algunas de sus informaciones son particularmente preocupantes: de los 6.000 idiomas existentes en el mundo, más de 200 se han extinguido en el curso de las tres últimas generaciones, 538 están en situación crítica, 502 seriamente en peligro, 632 en peligro y 607 en situación vulnerable.

El Atlas muestra por ejemplo que un total de 199 idiomas cuentan con menos de diez locutores y 178 más tienen un número de hablantes comprendido entre 10 y 50. Entre las lenguas muertas recientemente, el Atlas cita por ejemplo el manés de la Isla de Man, que se extinguió en 1974 con la muerte de Ned Maddrell; el aasax de Tanzania, extinguido en 1976; el ubyh de Turquía, que se extinguió en 1992 con la muerte de Tefvic Esenc; y el eyak de Alaska (Estados Unidos), que desapareció en 2008 con la muerte de Marie Smith Jones.

Como subraya el Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, “la desaparición de una lengua conduce a la desaparición de varias formas de patrimonio cultural inmaterial y, en particular, del legado invaluable de las tradiciones y expresiones orales de la comunidad que la habla, que incluye poemas y chistes, proverbios y leyendas. Asimismo, la pérdida de los idiomas indígenas va también en detrimento de la biodiversidad, porque las lenguas vehiculan numerosos conocimientos tradicionales sobre la naturaleza y el universo”.


Un sutil equilibrio de fuerzas
El trabajo de los más de 30 lingüistas que han colaborado en la realización del Atlas interactivo, financiado por Noruega, muestra que el fenómeno de la desaparición de lenguas es patente en todas las regiones y se da bajo condiciones económicas muy variables. Así, por ejemplo, en el África Subsahariana, cuya población usa más de dos mil idiomas para comunicarse, es decir, casi un tercio de todos los del mundo, es muy probable que al menos diez por ciento de las lenguas africanas desaparezcan en los próximos cien años.

El Atlas constata también que India, Estados Unidos, Brasil, Indonesia y México, países con una gran diversidad lingüística, son al mismo tiempo aquellos que tienen más lenguas en peligro.

Con todo, la situación no es sistemáticamente alarmista. Así, Papua Nueva Guinea, el país con la mayor diversidad lingüística del mundo (más de 800 lenguas), es también uno de los que, proporcionalmente, tiene menos en peligro (88). Además, hay lenguas que el Atlas señala como extintas y que son objeto de una revitalización activa. Es el caso del córnico (Cornualles) o el sîshëë de Nueva Caledonia, que podrían así transformarse de nuevo en lenguas vivas.

Además, gracias a políticas lingüísticas favorables ha aumentado el número de locutores de varias lenguas indígenas. Es el caso del aymará central y el quechua en Perú, del maorí en Nueva Zelandia, del guaraní en Paraguay y de varias otras lenguas de Canadá, de Estados Unidos y de México.

El Atlas permite también constatar que debido a circunstancias de índole económica, a políticas lingüísticas diferentes u a otros factores, a menudo una lengua no tiene el mismo grado de vitalidad según los países en los que se habla.

Para Christopher Moseley, lingüista australiano redactor jefe del Atlas, “sería ingenuo y simplista afirmar que las grandes lenguas antiguamente coloniales, tales como el inglés, el francés y el español son siempre y en todas partes responsables de la extinción de otras. El fenómeno se debe a un sutil juego de fuerzas, y este Atlas permitirá a cualquier ciudadano entender mejor ese juego”.

Lucía Iglesias Kuntz, UNESCO

Información de http://portal.unesco.org/

martes, 19 de mayo de 2009

Los últimos versos de Benedetti


ADIÓS A UN REFERENTE DE LA POESÍA EN LENGUA CASTELLANA

Los últimos versos de Benedetti


Mientras lectores de medio mundo dan su emocionado adiós al poeta, salen a la luz fragmentos del libro que estaba escribiendo

ROBERT MUR - XAVI AYÉN

El amor, la muerte, los libros... son algunos de los temas que han quedado, como un último mensaje, en los poemas que ha dejado Mario Benedetti antes de morirse (dos de los cuales se ofrecen en esta página). Como apunta su agente y amigo, Guillermo Schavelzon, "son parte de un libro nuevo que estaba en preparación y que no alcanzó a terminar. Habrá que esperar un tiempo para ver todo el material y qué se hace con él. En principio, no va a aparecer ninguna cómoda con nuevos textos inéditos, más allá de este libro. Lo sé porque él me iba enviando cada poema que terminaba, así, unoa uno, a medida que los escribía, quería saber enseguida la opinión de sus amigos".

La reacción de los lectores, ayer, en todos los países de habla hispana demostró que Benedetti era, sin duda, uno de los poetas más seguidos de la actualidad. Muchos de los que acudieron a darle su último adiós afirmaban que "murió de amor". Si, en cuerpo, falleció el domingo tras una larga y molesta enfermedad intestinal, lo cierto es que su alma empezó a declinar cuando su mujer, Luz, con quien compartió 60 años de matrimonio, empezó a perder la conciencia por el alzheimer para acabar falleciendo hace tres años. "Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quien seguir viviendo", escribió el poeta en 'Testigo de uno mismo' (Visor), la última de sus más de ochenta obras.

Integridad, compromiso, generosidad, humildad. Son palabras comunes en las muestras de dolor expresadas desde todos los ámbitos y países. Póstuma unanimidad de la que no todos los grandes literatos pueden presumir en el más allá. Por supuesto, como todos los escritores izquierdistas de su generación, sintió admiración por el líder cubano Fidel Castro y su revolución, que defendió sin tapujos hasta la muerte, a diferencia de tantos colegas que se distanciaron de la deriva autoritaria del régimen. Sin embargo, ello nunca le reportó las críticas que otros sí recibieron. La unanimidad en los elogios al poeta quizá respondan a su ejemplo de integridad. "Las causas en las que creo y que son derrotadas son las que me impulsan, porque gracias a que las defiendo puedo dormir tranquilo", dijo Benedetti.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano acudió al domicilio montevideano de Benedetti nada más conocer su muerte, y con más silencios que palabras expresó poéticamente su pesar: "Benedetti en italiano significa benditos y lo único que puedo decir es eso, benditos, benditos sean las mujeres y los hombres honestos y generosos como él", dijo.

De esa generosidad fue testigo en el 2005 el entonces presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el grupo de periodistas que lo acompañábamos en su visita a Uruguay. Maragall saludó a Benedetti a las puertas del geriátrico donde Luz vivía su alzheimer y donde su marido la visitaba cada día. El escritor, pese a su evidente tristeza, no tuvo reparos en fotografiarse y charlar unos minutos no sólo con el president sino también con los periodistas.

"Podemos estar contentos de que la obra de Benedetti llegó a su plenitud hace ya algún tiempo", dijo Hortensia Campanella, biógrafa de Benedetti.

El cantante Joan Manuel Serrat, que musicalizó al poeta en el disco El sur también existe,declaró sentir "pena por la muerte del amigo y la separación definitiva que esto significa, y liberación, porque en este caso la muerte se presenta como liberadora".

Y poético fue el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, uno de los primeros en visitar la capilla ardiente instalada en el Congreso. "Mario nunca muere, se siembra", dijo Vázquez.


Dos poemas inéditos

ENTRE DOS VACÍOS

Si uno piensa en la nada que lo precedió
no puede evitar un desasosiego que nos va cortando tajadas de vida
no es fácil concebir dónde estarán los insomnios
las lágrimas los goces
todo eso que estuvo en nuestras manos
y que creímos era para siempre
al fin comprendimos que la eternidad era una rendija entre dos sombras
todo se va pero no siempre vuelve
abracemos eso que tuvimos y que acaso tenemos todavía
miro hacia atrás y poco veo miro
hacia delante y es la niebla
admito que estoy entre dos vacíos
con prudencia marco bien las huellas por donde regresaré
con mi nostalgia pondré atención porque el paisaje es mío
y yo quiero viajar con mi paisaje


LIBROS

Quiero quedarme en medio de los libros
vibrar con Roque Dalton con
Vallejo y Quiroga
ser una de sus páginas
la más inolvidable
y desde allí juzgar al pobre mundo
no pretendo que nadie me encuaderne
quiero pensar en rústica
con las pupilas verdes de la memoria franca
en el breviario de la noche en vilo
mi abecedario de los sentimientos
sabe posarse en mis queridos nombres
me siento cómodo entre tantas hojas
con adverbios que son revelaciones
sílabas que me piden un socorro
adjetivos que parecen juguetes
quiero quedarme en medio de los libros
en ellos he aprendido a dar mis pasos
a convivir con mañas y soplidos vitales
a comprender lo que crearon otros
y a ser por fin este poco que soy


Información de http://www.lavanguardia.es/

Serrat: "Benedetti era un hombre en el mejor sentido de la palabra"


Serrat: "Benedetti era un hombre en el mejor sentido de la palabra"

18/05/2009
Madrid. (EFE).-

Joan Manuel Serrat ha declarado que su amigo Mario Benedetti, fallecido ayer a los 88 años, era, "como diría Machado, un hombre en el mejor sentido de la palabra, un hombre bueno".

Serrat, que puso música a los poemas de Benedetti en 1985 en el disco 'El sur también existe', recordó que ese álbum apareció, "tras las represiones de los años 70", en un momento "en el que el sur empezaba a rebelarse contra el norte después de haber sufrido mucho", para llegar a la actual América latina donde "no mandan ni los ejércitos ni Estados Unidos".

Benedetti, por aquel entonces, era "ya muy conocido", y Serrat recibía numerosos libros del uruguayo cuando "aún se regalaban libros después de los conciertos".

El compositor destacó el inmenso legado que ha dejado Benedetti a toda América Latina: "Ideales de libertad, justicia y solidaridad".

Para Serrat, "Montevideo no será lo mismo sin él".


El poema se hizo canción


ADIÓS A UN GRANDE DE LAS LETRAS
El poema se hizo canción


Artistas como Nacha Guevara, Luis Pastor, Mercedes Sosa y Pedro Guerra versionaron las rimas de Mario Benedetti. "Bajaba los versos a la calle", dice Serrat.

19/05/2009 NÚRIA MARTORELL

Corrían los años 70 cuando Nacha Guevara cantaba Te quiero y Luis Pastor convertía Vamos juntos en un himno de la movilización obrera, esquivando la censura franquista. Amor y compromiso son dos constantes en el poemario del reclamado y ya añorado Mario Benedetti.

El escritor uruguayo, que falleció el domingo a los 88 años, publicó Canciones del que no canta en el 2006, condensando en versos sus desvelos sobre la fragilidad y caducidad de la vida, con la muerte colándose en los intersticios del tiempo. La música siempre estuvo ligada a su trayectoria (es uno de los autores más musicalizados). Y en este libro, admitía con humor: "Como me gustaría/ cantar pero no canto/ por respeto a mí mismo y a los otros/ a veces canto en sueños..."

Pero Benedetti no necesitaba ponerle voz a sus rimas. Otros lo hacían. En una obra anterior, Canciones del más acá (1989), reunió gran cantidad de escritos que fueron convertidos en canciones por más de 40 artistas. La mayoría trabajaron con él mano a mano. Como Joan Manuel Serrat, que acudió a sus rimas para el disco El sur también existe "tras los años de las represiones, cuando el sur empezaba a rebelarse contra el norte después de haber sufrido mucho". El cantautor catalán recuerda cómo Benedetti rehizo aquellos poemas para adaptarlos a canciones. "Bajaba los versos a la calle", asegura. Y lo define, parafraseando a Machado, como "un hombre bueno, en el mejor sentido de la palabra".

Luis Pastor explica que conoció al desaparecido autor ya en los años 70. "Era el poeta del compromiso, de la realidad social, del exilio, del que no conoce fronteras. Fue asumido y aceptado como alguien de aquí. Y un ejemplo de intelectual comprometido con los perdedores, los que no tienen". Y le agradece que "supiera trascender el propio poema y acercarse a la canción, llegando a escribir muchas".

Pastor compuso la música de Vamos juntos en 1973. El año del golpe de Estado en Uruguay y del inicio del peregrinaje de Benedetti por Argentina, Chile, Cuba y España (vivió 10 años en Madrid). "Expresó muy bien la realidad y las aspiraciones de aquella España, su oposición a la dictadura, muy consciente de que, como decía Bertolt Brecht, uno solo no se puede salvar".

Daniel Viglietti, Rosa León, Mercedes Sosa, Tania Libertad... Son muchas las voces que se pusieron al servicio de Benedetti.

Pedro Guerra subraya su capacidad de "conectar con los cantautores y la gente joven, a través de su militancia y lenguaje popular, sin olvidar la calidad de su obra literaria. Aún le recuerdo en la universidad de La Laguna, en Tenerife, ante 700 personas que iban ¡a un recital de poesía!".

Información de http://www.elperiodicodearagon.com/

España, una de las 'patrias suplentes' de Benedetti


Fallece Mario Benedetti

España, una de las 'patrias suplentes' de Benedetti

Carmen Sigüenza (Efe) Madrid
Actualizado lunes 18/05/2009 08:27 horas

"Jesús y yo salvadas las distancias/somos dos habitantes del exilio/ y lo somos por cautos por ilusos". Así se expresaba Benedetti en 'Geografías', el libro que escribió durante su exilio en España, tras pasar por Buenos Aires y Cuba.

Y es que España acogió al poeta y narrador fallecido este domingo con los abrazos abiertos. Aquí cosechó legión de amigos y seguidores, entre ellos Joan Manuel Serrat, quien puso voz a muchas de sus letras, y aquí ha publicado más de treinta poemarios o antologías, y más de veinte títulos entre relatos, novelas y ensayos.

En total, el autor de 'La Tregua', que ha cautivado a jóvenes y no tan jóvenes de todo el mundo por la defensa de sus ideas y bonhomía, publicó más de 80 libros, que le aportaron varios premios. En España se llevó dos de los galardones más prestigiosos, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en 1999; y el Menéndez Pelayo en 2005.

La vida de Benedetti estuvo marcada por un exilio obligado que le hizo salir de Uruguay en 1974, por la dictadura militar, que le persiguió y encarceló, y que torturó a familiares y amigos. A España llegó en 1978 huyendo del clima de Cuba por su humedad -él era asmático- y por un problema de comunicación con su familia.

"Si mis padres recibían una carta de Cuba iban presos", explicó el escritor en una entrevista concedida en 2006 al periodista Juan Cruz.

En España se instaló con su amada mujer, Luz López Alegre, su compañera durante más de 57 años, en Palma de Mallorca, desde donde viajaron por muchos lugares, como Cuba, Londres, París, Holanda o Alemania, donde presentó su recital a dos voces con el cantautor Daniel Viglietti. "Comenzó una vida cultural activa coincidiendo con la entrada de la Democracia en España", escribe Hortensia Campanella.

Pero el clima de Mallorca, también por su humedad, les hace instalarse en Madrid por su ambiente seco, en el barrio de Prosperidad. Aquí comienza Benedetti a publicar sus artículos en el diario 'El País', según recuerda Hortensia Campanella en la biografía que sobre el escritor ha publicado hace unos meses en España, "Mario Benedetti. Un mito discretísimo" (Alfaguara).

Y según la biógrafa, estos artículos que fueron muy populares, cargados de lealtad a sus ideas y sobre temas candentes, no contaban con el aprecio de muchos intelectuales españoles, tampoco su posición con Cuba.

"Ciertas elites, no necesariamente de derechas, fruncían su nariz. Así Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa y José Ángel Valente, entre otros, escribieron duras respuestas a lo que planteaba el uruguayo", escribe Campanella.

En Madrid, el autor de 'Gracias por el fuego' también se encontró con otros exiliados de su país como la poeta Cristina Peri Rossi o con Juan Carlos Onetti, o Eduardo Galeano, y se relacionó con otros intelectuales españoles. José Manuel Caballero Bonald llegó a compararle con algún integrante de la generación de los 50.

Uno de sus primeros poemarios en España fue 'Poesía trunca que no era. Poesía revolucionaria latinoamericana', una antología publicada por su amigo Chus Visor, editor de todos sus libros de poesía.

Pero Benedetti también ha sido uno de los poetas que más ha vendido en este país y con más tirón entre los jóvenes de todas las generaciones, a quienes muchas veces ha llegado a través de las canciones que cantautores como Serrat, Daniel Viglietti, Nacha Guevara, Víctor Manuel o Soledad Bravo, entre otros, interpretaban con sus letras.

'Testigo de uno mismo' (Visor) es el último poemario de Benedetti publicado en España, apenas hace unas semanas. En él, este autor de mirada limpia y cristalina, cargado de experiencia y memoria de un tiempo duro, abre nuevos interrogantes sobre el sentido de la vida y la muerte, y vuelve sobre sus vieja cicatrices.
Información de http://www.elmundo.es/