lunes, 1 de octubre de 2007

Opera La Mamma morta - Andrea Chénier



La Mamma morta por Maria Callas



Andrea Chénier
El hasta entonces casi desconocido Giordano compuso Andrea Chénier a los 27 años; después del estreno, en la Scala de Milán (el 28 de marzo de 1896), era ya un hombre célebre. Lo siguió siendo hasta su muerte, a pesar de que (igual que Mascagni y Leoncavallo) no tuvo otro éxito igual. Sin embargo, Andrea Chénier se representó en todo el mundo: en Nueva York en 1896, en Londres en 1903 y en París en 1905.

Historia: El hasta entonces casi desconocido Giordano compuso Andrea Chénier a los 27 años; después del estreno, en la Scala de Milán (el 28 de marzo de 1896), era ya un hombre célebre. Lo siguió siendo hasta su muerte, a pesar de que (igual que Mascagni y Leoncavallo) no tuvo otro éxito igual. Sin embargo, Andrea Chénier se representó en todo el mundo: en Nueva York en 1896, en Barcelona en 1898, en Londres en 1903 y en París en 1905.

El primer acto en el campo, poco antes de la Revolución Francesa, los otros en París durante la Revolución.

El drama comienza casi sin obertura, de acuerdo con la cotumbre «verista», en la elegante mansión rural de la condesa de Coigny, cerca de París. Gérard dispone todo lo necesario para un gran baile, pero en sus palabras hay odio contra sus amos y el mundo superficial en que viven. Los invitados, que aparecen pronto, hablan de la revolución inminente, pero se ríen de ella. Fléville presenta al joven poeta André Chénier, pero éste se niega a recitar sus obras. Un grupo de aristócratas interpreta una pieza bucólica; ¿es que no se dan cuenta de que están bailando sobre un volcán? Entonces toma la palabra Chénier. Canta a la patria, en la que quisiera ver florecer los nuevos principios del humanismo y de la libertad. Cuando termina, estalla un gran escándalo; Chénier debe alejarse, pero cree haber encontrado comprensión en las miradas de Madeleine. La fiesta no tarda en interrumpirse de nuevo. Admitidos por Gérard, entran varios campesinos en la sala. La condesa los echa violentamente. Gérard se quita la librea y se adhiere abiertamente al pueblo, a la revolución. En la sala comienza de nuevo el baile, como si no hubiera ocurrido nada...

El segundo acto Han transcurrido cinco años, estamos en 1794. La revolución ha pasado sobre Francia como un huracán y todavía no se sabe cómo va a terminar. Chénier, hasta hace poco ídolo del pueblo, es vigilado por sospechoso. Está sentado en la terraza de un café de París. Cartas anónimas le avisan de un peligro, pero no quiere emigrar sin haber encontrado a la autora de las mismas. La mulata Bersi se le acerca para entregarle otra carta. En ella se le pide una cita junto al monumento a Marat.

Chénier encuentra allí a Madeleine, que vive en la clandestinidad. Chénier es su esperanza. El poeta la toma en brazos, ardientemente se confiesan su mutuo amor. Aparece Gérard, que se ha convertido en uno de los jefes de la revolución. Sus espías le han informado del encuentro. Chénier protege la huida de Madeleine con su puñal. Hiere a Gérard, pero como éste también ama a Madeleine, que está en peligro Giordano de muerte, indica a los esbirros un camino falso. No tarda en aparecer la masa del pueblo, que amenaza al desconocido autor de las heridas

El acto tercero transcurre ante el temible tribunal popular. Mathieu instiga al pueblo contra los enemigos internos y externos y exige víctimas para el triunfo del movimiento. Sin embargo, sólo las palabras de Gérard llegan a lo más hondo. Un espía le informa de que han capturado a Chénier y añade que también Madeleine caerá pronto. Gérard escribe la acusación habitual: traición. En un aria grandiosa, Giordano muestra la difícil lucha interior de Gérard: el revolucionario sabe perfectamente que no se puede juzgar a Chénier sobre la base de esa acusación, pues su corazón es noble y puro, está lejos de toda acción baja. No es un «enemigo del pueblo». Gérard lucha consigo mismo; había soñado con que la gran revolución fuera más bella, más altruista. Aparece Madeleine, suplica por la vida de su amado ante el hombre que antaño fue su criado y que todavía la desea con ardor. Gérard oye conmovido su gran aria.

Es demasiado tarde para retirar la acusación contra Chénier. Pero Gérard decide permanecer fiel a su ideal: no poseer a Madeleine y reconocer frente al tribunal la falsedad de las acusaciones. La sesión es breve, a los acusados no se les da la oportunidad de defenderse. Sólo se permite hablar a Chénier. Éste influye sólo superficialmente en la masa salvaje y sedienta de sangre. El temido fiscal público Fouquier-Tinville llama a Gérard como testigo. Para sorpresa de todos, Gérard declara que la acusación se basa en un error. La multitud cree que lo han sobornado, la sentencia es la muerte para todos.

El acto cuarto transcurre en la prisión de Saint-Lazare. André Chénier ha pasado su última noche redactando un poema. Gérard llega con Madeleine, que ha tomado una gran decisión. Cambiará sus ropas por las de una mujer condenada a muerte y morirá con su amado. Chénier intenta convencerla inútilmente de que permanezca con vida. Cuando a la mañana siguiente el carcelero lee los nombres de las víctimas, Chénier y Madeleine de Coigny se disponen a ir de la mano hacia la guillotina.



ES LA MAMMA MORTA DE LA OPERA “ANDREA CHENIER” DE GIORDANO. LA VOZ QUE CANTA ES LA MARAVILLOSA MARIA CALLAS. ES IMPRESIONANTE LA PASIÓN, LA FUERZA, LAS GANAS, EL TODO QUE LE PONE...

ESTA ÓPERA LA DESCUBRÍ EN LA PELICULA PHILADELPHIA, DESPUÉS DE LA FIESTA EN CASA DE TOM HANKS QUE SE PONEN A REPASAR EL CASO, LA PONE Y EMPIEZA A DESCRIBIR LO QUE ESTÁ CANTANDO, LA ESCENA EN LA CASA DE MADELEINE, EL DOLOR, LA TRISTEZA,…. SI NO HABEIS VISTO LA PELICULA Y NO OS APETECE VERLA, SÓLO VER ESTE TROZO, EMOCIONA MUCHO Y, DE VERDAD, MERECE LA PENA. BUENO TODA LA PELICULA LA MERECE, ES MAGISTRAL, UN PELICULÓN.

philadelphia scene de l'opéra

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pone el vello de punta..Es magistral!!!