viernes, 26 de octubre de 2007

Ópera Madama Butterfly



Un bel dì vedremo - Madama Butterfly



Madama Butterfly
Ópera en tres actos de Giacomo Puccini


Madama Butterfly
Drama en tres actos, compuesto por Giacomo Puccini (1858-1924), sobre un libreto de Guiseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra teatral de mismo nombre de David Belasco. Quien a su vez se inspiró en un relato de John Luther Long y en el libro “Madame Chrysantheme” de Pierre Loti.

Se estrenó en “La Scala” de Milán el 17 de febrero de 1904

En México se presentó por primera vez en la temporada 1936-37 del Palacio de Bellas Artes

Mérida la conoció en el Teatro “Encanto” en noviembre de 1964, con la Compañía de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Alicia Aguilar en el rol principal

La acción se desarrolla en Nagasaki, Japón, a finales del siglo XIX


PRIMER ACTO

En una casa japonesa con paredes corredizas, terraza y jardín; ubicada en una colina desde donde se puede ver la bahía del puerto de Nagasaki.

La ópera comienza con un brevísimo y bello preludio. Al alzarse el telón vemos una casita japonesa adquirida por Pinkerton, un teniente de la marina norteamericana,para pasar una breve temporada de descanso y placer. Al fondo se divisa la bahía de Nagasaki, donde se encuentran fondeados varios buques entre los que está la nave estadounidense a la que pertenece el marino. Éste ha sabido que en el Japón es cosa corriente organizar matrimonios temporales para extranjeros, y ha contratado los servicios de un agente matrimonial, Goro. (Ya en la obra de Loti se comentaba el hecho de que los navegantes y cónsules tenían la posibilidad del matrimonio temporal).

En escena se encuentra Goro (el obsequioso casamentero nativo, con ribetes de alcahuete), quien está recorriendo con Pinkerton la casa que ha comprado el teniente para residir después de su matrimonio en Japón. El marino charlando (mediante el uso de diálogos cortos), sobre la casa que ha comprado para su estancia en Nagasaki, conoce de paso a los tres sirvientes japoneses que le presenta el casamentero y que acompañarán a su "esposa”. Entre ellos se haya Suzuki, camarera y doncella personal de “Madama Butterfly”.

La presencia de Suzuki es fundamental en el desarrollo de la ópera, tal como lo demuestra en su primera aparición. ("Il riso è frutto e fiore..." La risa es fruta y es flor...). Al llegar el cónsul Sharpless, es recibido por Pinkerton con whisky, e inician una conversación donde se manifiestan los sentimientos "oscuros" del marino, decidido a que la geisha sea algo temporal hasta que pueda "casarse con una verdadera esposa americana". Con una serie de explicaciones sobre el porqué se casa y manifestando su abierta y liberal actitud ante la vida, termina con un (“America forever!” ¡América por siempre!), en tanto que la orquesta interpreta una frase del himno nacional americano “Barras y Estrellas”.

El cónsul no comparte el entusiasmo de Pinkerton. Sin embargo, ambos coinciden en la exaltación y el recuerdo de su lejana patria al entonar un brindis. Envían a Goro a buscar a Cio-Cio-San (conocida también como “Madama Butterfly”), geisha de calidad en situación económica penosa, hija de un noble guerrero que tuvo que hacerse el “hara kiri” por órdenes del Mikado (emperador de Japón), dejando a su familia en situación precaria.

Tras una conversación breve, llegan los primeros momentos inolvidables de esta ópera, como ese ("Dovunque al mondo…” En cualquier lugar del mundo… “Affonda l'áncora...” Echa el ancla…) en que el teniente refleja su personalidad trivial. Cuando el diplomático le pregunta ¿si está enamorado?, Pinkerton le confiesa que no sabe si es amor o un simple capricho ("Amore ogrillo…” Amor o capricho…) y explica cuál fue su primera impresión de la joven geisha. El cónsul le comenta que Cio-Cio-San pasó por el Consulado, y que cuando la oyó sintió que su voz le llegó al alma ("Ier l'altro, ilConsolato sen venne a visitar..." Anteayer vino a visitar el Consulado…) y le pide al marino que la trate bien porque intuye que posee un corazón sensible y quizás crédulo, al que no debiera procurársele ningún dolor.

Acto seguido entra corriendoel casamentero, anunciando la llegada de “Madama Butterfly”,la prometida de Pinkerton, que arriba a la casa rodeada de familiares en una escena llena de gracia e ingenio musical de gran belleza; especialmente, en las frases que a coro cantan los parientes con los invitados, a medida que suben y se van acercando, criticando la boda que está por celebrarse ("Spira sul mare e sulla terra…" Sopla sobre el mar y sobre la tierra…”Io son venuta al richiamo d'amor…” He venido atraída por la llamada del amor).

Al introducirlos en la sala ella canta la llamada del amor y, siguiendo sus instrucciones, todos se arrodillan ceremoniosamente ante B.F.Pinkerton, como ella llama a su futuro esposo. El encuentro es afectuoso, pero se nota quién está enamorada y quién no. La conversación es curiosa sobre la edad de la joven y su situación (“Nessuno siconfessa..." Nadie confiesa jamás…).Entre los invitados a la boda se encuentran su madre, un primo, un tío de nombre Yakusidé y una tía; la plática entre ellos esmuy animada aunque no exenta de recelos y ligera malicia; se oye al resto de los parientes y amigos dudando del futuro de la pareja.

En un lugar aparte, Butterfly y Pinkerton conversan alejados del "mundanal ruido”, en el preludio de lo que será uno de los mejores dúos de la ópera. La historia alcanza su momento estelar en esa pequeña aria ("Ieri son salita...” Ayer subí sola… “Io seguoil mio destino…" Yo sigo mi destino…) en el que ella le confiesa que por su amor se ha convertido en secreto a la religión cristiana que él profesa, y que desea compartir arrodillada los mismos rezos, los mismos dioses, a pesar de tener un tío bonzo (sacerdote budista). Sin embargo, en el fondo todo parece indicar que sigue aferrada a sus costumbres ancestrales.

Ella entra a la casa con sus objetos personales, mostrando y explicando al marino la utilidad de cada una de sus “chucherías” entre las que hay una caja alargada, sobre cuyo contenido la muchacha adopta una actitud reservada; aparte, Goro le explica al teniente que contiene el puñal que el Mikado regaló al padre de la geisha con un “mensaje”.

La boda se lleva a cabo presidida tanto por el comisario imperial como por el oficial del registro civil; Pinkerton ríe al ver el carácter pintoresco de la escena y de los funcionarios, y se burla de sus “inminentes parientes japoneses”. El comisario lee el contrato de matrimonio y se lo entrega a Goro, quien lo hace firmar a Pinkerton,Butterfly y sus parientes. Cio-Cio-San, entusiasmada tras la firma del documento, hace notar a parientes y amigos que ahora ya no deben llamarla “Madama Butterfly” sino “Madama B.F. Pinkerton”; todos brindan en forma japonesa (“O kami, o kami”).Sharpless recuerda otra vez al teniente que lo que está haciendo no está bien, y que está seguro de que la geisha cree firmemente que el matrimonio celebrado es totalmente válido y verdadero. El cónsul se despide del marino con un expresivo ("Giudizio…" Prudencia…).

Reunido con los parientes de la geisha, Pinkerton realiza un brindis que se ve interrumpido por la llegada del tío bonzo, quien se precipita contra Madama Butterfly con grandes gritos,preguntando: ¿qué ha ido a hacer Cio- Cio-San a la misión cristiana? Laacusa antesus familiares, lo que provoca una situación tensa, pues revela a los demás que Butterfly ¡ha renunciado a la religión de sus antepasados!, y les pide que renieguen de ella. En el momento, Pinkerton salta ante el tío bonzo y le obliga a marcharse. Ella se queda turbada ante el abandono de sus parientes y amigos. Suzuki, entre tanto, ruega a los dioses por la felicidad de su señora. El teniente transfigurado por la noche estrellada, se deja llevar por un sentimiento amoroso que, aunque momentáneamente sincero, no dejará de ser –a pesar de todo- superficial.

El dúo que continúa a esta escena es, quizás, uno de los mejores dúos de amor jamás compuestos. Está separado en dos partes: la primera se inicia en el momento en que Butterfly sale de la habitación tras quitarse el traje de la ceremonia nupcial y él la tranquiliza con ese ("Bimbadagl'occhi...” Niña con los ojos…) con el que pretende que se olvide del fin lamentable de la ceremonia, por el suceso con el tío bonzo. La segunda parte es, con mucho, lo mejor: contiene ese maravilloso ("È notte serena…” Es una noche serena.., “Guarda dorme ogni cosa"… ¡Mira: todo duerme!..) en el que ambos contemplan la noche estrellada con una secuencia admirable, digna de ser disfrutada una y otra vez.


SEGUNDO ACTO

Tiempo después, en una habitación en semipenumbra de la casa de “Madama Butterfly”, Suzuki está rezando frente a una estatua de Buda.

Han pasado tres años y nada se sabe de Pinkerton, que abandonó Nagasaki al poco tiempo de casarse, dejando al cónsul con el deber de hacerse cargo del alquiler y de algunos de los gastos de la casa. Pero la situación cada día se torna más dura: la ruina se acerca a la morada de la geisha. Ella se mantiene firme en su idea de que el marino volverá y así lo demuestra en esa célebre aria ("Un bel dí vedremo…" Un bello día veremos…) en que se imagina cómo será el reencuentro entre ambos, acompañada de una conmovedora melodía, de gran valor.

La llegada del casamentero y de Sharpless la devuelven a la realidad. Conversan la geisha y el cónsul acerca de la promesa de Pinkerton de volver "cuando el petirrojo rehaga su nido". La geisha le confiesa la realidad de su precaria situación y cómo Goro la ha tratado de convencer de aceptar la proposición matrimonial de Yamadori, un rico pretendiente enamorado de Cio-Cio-San, quien se mantiene convencida y aferrada a su amor por el norteamericano.

Cuando se quedan solos, el diplomático empieza a leer una carta que trae para ella, que le entregó Pinkerton, donde le advierte que prepare a Butterfly "para el golpe”; pero la geisha lo interrumpe constantemente en su lectura y le pregunta ¿cuándo hacen su nido en América los petirrojos?, porque el marino le prometió volver en la estación en la que los construyen; Sharpless contesta que no ha estudiado ornitología, pero Cio-Cio-San no entiende la respuesta. (Toda esta escena es un pequeño dúo que agradará al que se acerque a esta ópera por primera vez).

Antes de revelarle toda la verdad, el cónsul le pregunta a la geisha sobre la posibilidad de que Pinkerton pudiera no volver nunca. Ella queda perpleja por la pregunta y le responde: (“Col cantar…oppur, meglio, morire…” O cantar...o morir…). Sharpless no puede soportar el sufrimiento de Butterfly y le recomienda que acepte la proposición de Yamadori. En este momento llega el rico pretendiente que viene nuevamente a ofrecer sus respetos a Butterfly; ella lo recibe con cortesía, pero rechaza tajantemente sus ofertas matrimoniales. Goro, profundamente irritado, trata de explicarle a Butterfly que el matrimonio con el americano carece de validez.

Butterfly responde que en América no se puede uno divorciar como en el Japón, simplemente echando a la esposa, y Sharpless tiene que reconocer que eso es cierto aunque la geisha no escucha sus objeciones posteriores, dado que ordena a Suzuki servir el té. El diplomáticoconsigue que Butterfly escuche la carta de Pinkerton, aunque no logra leer más que frases sueltas ya que la ingenua japonesa no para de interrumpir la lectura, sobre todo cuando oye que Pinkerton piensa que ella podría haberlo olvidado.

Finalmente el cónsul pierde la paciencia y le dice directamente que debe pensar ¿qué haría si Pinkerton no regresa? La geisha acoge con tensa calma la pregunta y responde que puede dedicarse a cantar por las calles para sostenerse, o mejor recurrir al suicidio. Sharpless le aconseja que se case con Yamadori, cosa que ofende tanto a Butterfly que por un momento olvida su cortesía e intenta expulsar al cónsul de la casa. La situación se vuelve aún más dramática cuando Butterfly le presenta al cónsul a su hijo, rubio y de ojos azules, y le pide a Sharpless que escriba a Pinkerton diciéndole que en el Japón tiene un hijo y una mujer que le aman y esperan. (“E questo? e questo?..." ¿Y esto? ¿y esto?). (El aria que continúa es ya un reflejo de lo que acontecerá en el tercer acto).

El cañonazo desde el puerto anuncia la llegada de un barco, es el “Abraham Lincoln”, el buque de Pinkerton;hasta Suzuski se convence ahora de que el marido de Cio-Cio- San volverá a la casa. Tiene lugar entonces uno de los momentos más bonitos de la ópera (la escena del dueto en el que las dos mujeres recogen flores y se arreglan para recibir al teniente). La llegada de Pinkerton genera un primer momento de ilusión en la joven ("¡Trionfa il mio amor!…" ¡Triunfa mi amor!), y también un poquito de rencor hacia todos los que en su tiempo le negaban la esperanza del retorno del norteamericano. Esa alegría le lleva a realizar, junto a Suzuki, una animosa "bienvenida" ("Seminiamo intorno april...” Sembremos el mes de abril…) para cuando llegue Pinkerton. El acto se termina con la espera de la geisha, mientras se oye un coro de pescadores, a “bocca chiusa”, desde fuera de los escenarios.


TERCER ACTO

Butterfly, inmóvil y exhausta, observa el puerto desde su mirilla. El pequeño está dormido al igual que Suzuki, quien se encuentra recostada.

El tercer acto es la continuación de esa interminable noche de espera. Ya está amaneciendo y la pobre Butterfly, que se quedó toda la noche en vela esperando la llegada de Pinkerton, se encuentra agotada; Suzuki le sugiere que ella y el niño se retiren a descansar.

Es ese momento se produce el regreso de Pinkerton. El y Sharpless han venido paraencontrarse a solas con Suzuki y rogarle que intervenga para suavizar el golpe quesupondrá para Butterfly saberseabandonada, y para convencerla de que entregue alniño.Suzuki los recibe y les comenta que Cio-Cio-San está descansando; ellos le piden que no la interrumpa. Suzuki se desespera cuando nota que hay una tercera persona en el jardín: es la "verdadera esposa americana" que tanto comentaba Pinkerton al principio del drama.

Sharpless le revela a Suzuki la noticia de que Pinkerton se casó y le pide que apoye a la geisha, porque entiende que para sus penas no habrá consuelo posible. Este trío es revelador de los remordimientos que empiezan a aparecer en Pinkerton y que explotarán posteriormente en su gran aria. Mientras Suzuki y Sharpless conversan sobre la necesidad de que Butterfly conozca a la esposa americana, Pinkerton es presa de los remordimientos sin atreverse a enfrentar a Cio-Cio-San, y se queda rondando por la casa. El sufrimiento se siente en cada nota que surge de su voz y que llega al momento culminante con (" Tre anni son passati…” Han pasado tres años… “e noverati n'ha i giorni e l'ore!...” y ha contado los días y sus horas!...), donde cae en cuenta del daño que ha ocasionado a Butterfly, a la geisha esperanzada, que ha contado los días y las horas desde su partida.

Suzuki se marcha a hablar con Kate, la mujer que llegó con ellos dos, y le promete intervenir para que Butterfly sufra lo menos posible y entregue al niño, mientras que el cónsul y Pinkerton se quedan solos. El marino le pide al cónsul que le dé todo el apoyo a la japonesa, y le confiesa sus remordimientos, mientras que éste le recrimina que, en su momento, no le hiciese caso y le revela que ella se negó a todos los consejos y dudas pues creía firmemente en el amor del norteamericano.

Pinkerton se despide de la casa con el célebre ("Addio, fiorito asil…" Adiós, florecido refugio…), de gran intensidad y en el que su desesperación es total (“Ah! Son vil!...” Soy un cobarde…). Un breve diálogo entre Suzuki y Kate es el preludio a la aparición de Butterfly, quien nota que hay alguien fuera. La aparición es optimista (“È qui, è qui…” ¡Está aquí, está aquí!…) pero enseguida cambia cuando ve a Kate y a Suzuki llorando. Cuando Sharpless le revela que es la esposa del marino, Butterfly muestra su carácter más maduro ("Sotto il gran ponte del cielo…" Bajo el gran puente del cielo…) y en este momento trata de tranquilizar a la esposa de Pinkerton diciéndole que no se preocupe por ella.

Respecto a su hijo, manifiesta que lo entregará solamente si Pinkerton viene personalmente a buscarlo. Kate y el cónsul se marchan y dejan solas a Suzuki y a Butterfly con lo que se acerca el final. Cio-Cio-San ordena a Suzuki que vaya a cuidar al niño. Susuki obedece llorando porque comprende las intenciones de su ama. Esta toma el puñal con el que su padre se hizo el “hara kiri” y lee la inscripción de la hoja que recomienda “morir con honor cuando no se puede vivir con el”. Poco antes del suicidio, Suzuki le envía al niño con el fin de evitar la tragedia.

Cio-Cio-San detiene su impulso. Coge al niño, lo acaricia, y le ruega que la mire por última vez; le pide que se vaya a jugar y, ocultándose tras un biombo, se practica el “hara kiri”. Es el momento de la última aria de Butterfly,(“¿Tu?,¿Tu?...” ¿Tú?, ¿Tú?...), muy emotiva, en la que se despide de su hijo. Desde lejos se oye la voz del teniente tratando de llamarla. El final dramático coincide con la bajada de telón: Pinkerton se queda apesadumbrado y arrodillado ante el cadáver de Butterfly, mientras Sharpless trata de llevarse el niño sin que éste pueda ver a su madre muerta



Opera Madame Buterfly


PD/ Una de las óperas mas bellas para mi, llena de amor, ausencia, espera y un final muy triste

© Camila

lunes, 15 de octubre de 2007

Philafelphia


Philadelphia (1993) de Jonathan Demme

PHILADELPHIA (1993)
Director: Jonathan Demme.
Intérpretes: Tom Hanks, Denzel Washington, Jason Robards, Antonio Banderas.



Andrew Beckett (Tom Hanks) es un abogado que trabaja para un prestigioso bufete. Todo va bien hasta que sus jefes, homófobos empedernidos, lo despiden tras enterarse de que es homosexual y ha contraído la enfermedad del SIDA. A partir de ahí comenzará un juicio por despido improcedente, para lo cual Andrew recurre a un abogado mediático llamado Joe Miller (Denzel Washington).

Philadelphia (1993) Trailer


Extraordinaria película que aborda el tema del sida y de la discriminación a homosexuales, la cual contiene una magnífica interpretación de Tom Hanks, quien interpreta como nadie podría a un enfermo de sida, y a un excepcional Denzel Washington en su papel de abogado defensor. Ambos son dos grandes actores y este film demuestra con creces su talento interpretativo, con escenas sin desperdicio, como la que Hanks está con el abogado en una fiesta gay y la otra en la que se pone a cantar ópera.
La cinta es una crítica moral acerca de la intolerancia contra los homosexuales. Incluso el mismo abogado defensor del perjudicado tiene al principio dudas sobre su cliente debido a su moderada intransigencia hacia los gays.
Mantiene en vilo al espectador hasta el final, con un guión excelente, fenomenales diálogos, una acertada banda sonora acertada y una narración con flashbacks muy efectiva.
Junto a los actores protagonistas también son destacables las interpretaciones de los jefes de Hanks, que consiguen que el espectador se crea la homofobia de sus personajes en una película que posee un acusado carácter moralizador.
Lo mejor: las interpretaciones de los protagonistas, el tema moral que trata y la evolución del personaje interpretado por Denzel Washington.
Lo peor: en ocasiones se hace algo lenta.
El concepto discriminación confiere a un tipo de agresión pasiva la cual se da a ciertas personas que carecen o poseen alguna característica en especial. En el caso del filme "Philadelphia" nos habla de un abogado que por se homosexual y por haber contraído la enfermedad del SIDA es discriminado y despedido de su empleo injustificadamente, o si se quiere ver desde otra perspectiva, por carecer de buena salud y tener facultades sexuales que para sus jefes no es la adecuada.

En realidad el punto no confiere en como se vea, si posee o carece de ciertas actitudes y tendencias, en verdad lo importante es como se traten dichas características, como reacciona el entorno y la forma en que se trate a esa persona en especial.
El filme nos habla de una persona como cualquier otra, que se establece bajo la tutela de los derechos humanos, que tiene los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro ciudadano, la diferencia es que ha decidido tomar otro camino conforme a su sexualidad, que ha cometido ciertos errores que le adjudicaron un gran problema; por tal razón esta persona ha decidido ocultar su verdadera esencia ya sea esto lo que le cause problemas.
La discriminación se da por distintas razones, pero en la película se resalta una en especial, “La ignorancia”, la carencia de información adecuada que va propiciando prejuicios que dominan a las personas de cualquier sociedad, esto es lo que vemos en pantalla: un grupo de personas que quieren alejar a un enfermo de VIH, interpretado de manera intrépida por Tom Hanks, el cual logra remover diversos sentimientos en el espectador de forma mesurada, paulatina y relumbrante, sin necesidad de caer en el melodrama o el llanto fácil, actuando majestuosamente, haciendo presente las sensaciones de su personaje, compartiéndolas con el público, el cual sentirá ansiedad, tristeza, felicidad, entre muchos otros sentimientos que recomiendo apreciar, todos y cada uno en el momento preciso, sin duda alguna la actuación de Hanks es meritoria al “Oscar”, la cual debió ser superada por su interpretación en Forrest Gump.
Sin embargo el filme no sólo lo interpreta él, sino también Denzel Washington, que logra acaparar gran parte de la atención del público con la metamorfosis de su personaje que es llevado de su mano espléndidamente, los diálogos que se desarrollan dentro del juzgado son relumbrantes e inteligentes, las tenciones más apreciables se denotan en este lugar, como cuando el abogado Joe Miller recalca el tema del que están hablando, dando a entender que los tabúes se quedan en la entrada del juzgado y la verdad será revelada sin tener que verla con desprecio o indignación.
Otro rasgo plausible es el desarrollo de la historia, en algún instante pausada pero en su mayoría mesurada, como es el caso de la actuación de Antonio Banderas que se desarrolla de forma aceptable, adecuada y estimable, pues no cae en el concepto homosexual que se difunde comúnmente, sino que interpreta una gama de sentimientos ocultos que en algún momento terminarán por explotar y hacerse presentes.


Last scene of the movie Philadelphia


La película demuestra lo ignorante, prejuiciosa y discriminante que puede llegar a ser la sociedad, sobre todo por aquellas personas que tienen poder y que disfrutan tenerlo, por aquella repulsión que damos hacia los demás que consideramos diferentes a nosotros, sumergiéndonos en nuestra falta de cultura; si bien el filme ofrece un mensaje contundente al espectador de forma paulatina y natural, como nuestra vida, como nuestro entorno


PD/ Para mi una gran película, la lucha por la justicia, además en esta película descubri la ópera La Mamma Morta, donde el protagonista a través del área mas dolorosa de la ópera, sentir ese dolor desgarrador en si mismo, son momentos muy emotivos y dolorosos.
Desde que vi esa película esta ópera no salio mas de mi vida, creo que la he visto mas de 20 veces y me sigue impresionando
El video final es como termina la película, recordando su niñez con una música hermosa

Datos de: http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article2307.html

© Camila

domingo, 7 de octubre de 2007

LOS PUENTES DE MADISON (1995)


Los puentes de Madison (1995) de Clint Eastwood

LOS PUENTES DE MADISON (1995)
Dirección: Clint Eastwood.
Intérpretes: Clint Eastwood, Meryl Streep, Annie Corley, Victor Slezak

Cuatro son los días que la familia Johnson estará fuera de la granja. Francesca (Meryl Streept), un ama de casa dedicada durante muchos años al cuidado de los suyos, agradecerá sobremanera estas pequeñas vacaciones - que alejarán momentáneamente a su marido y a sus dos hijos- con la esperanza de que esos días dedicados única y exclusivamente a ella, le hagan borrar de alguna manera el gris de su rostro; reflejo de la cantidad de ilusiones sin cumplir, o quizá, según veamos más adelante; por cumplir.
Casi al tiempo que despide a su familia por el viejo camino de arena, acude a su granja Robert Kincaid (Clint Eastwood), un fotógrafo del National Geographic interesado en capturar bajo su objetivo los puentes Roseman y Holiwell.
El extranjero, algo perdido, reclama la ayuda de la bella italiana, con la que muy poco tiempo después le unirá algo más que una mera relación de cortesía.

Escena cuando comienza el amor


Si revisamos un poco la historia del cine nos encontramos ante películas en las que hay como punto de partida estas viejas construcciones: los puentes ("El puente de Waterloo" , "Le notti bianche", "Breve encuentro", entre otras).
Releyendo el ensayo sobre los puentes en el cine de Chale Nafus, nos percatamos de que es una de las obras civiles más utilizadas en el séptimo arte y que en palabras del autor: "Muy pocas veces el personaje de una película cruza un puente sólo para llegar al otro lado.
El paso por el puente suele significar algún tipo de cambio; la transición a una nueva fase vital, la conexión con una persona nueva, o la confrontación con el peligro e incluso la muerte".
Brillantemente utilizado el puente como alegoría de cambio, ruptura con lo establecido y transición ante lo desconocido, nos hayamos ante una de las indiscutibles joyas cinematográficas de los últimos tiempos.
De la mano del genio Clint Eastwood podemos constatar una vez más, que no es necesario un cuerpo atlético, una sonrisa de fresa y una hilarante juventud que haga que la pasión desborde la pantalla.
Solo hace falta fijarse en la magistral interpretación de sus protagonistas para ver cómo el aplomo, la lealtad, la responsabilidad, el futuro incierto y la lucha en la que te pone la vida cuando - quizá algo tarde- se cumple tu sueño; no son incompatibles con la carne de gallina que te sube por la espalda cuando la mano de quien amas roza levemente tu mejilla; ni tampoco con los nervios que te llevan a comprarte un vestido para la primera cena juntos , ni con la sonrisa que cual quinceañera se te escapa al mirarle de soslayo.
Esto y mucho más es lo que nos encontraremos en "Los Puentes de Madison", una adaptación de la novela de Robert J.Wallace del mismo nombre que en 1995 llegó a la gran pantalla.
Es curiosa, o al menos digna de mención, la ceguera de los "entendidos" hollywoodienses quienes se dejaron eclipsar por cerditos rosados; héroes galácticos en misiones septuagenarias, alcohol y muerte en Las Vegas; penas de muerte y gritos todos a una de libertarios encabezados por Wallace.
Films sin lugar a duda merecedores -casi todos- de galardones, pero en los que se extraña un trocito de Madison.

Cuando el se va para siempre


Se extraña la representación de una película en la que hasta el duro Clint llora de amor bajo la lluvia - en una de las escenas más dramáticas jamás filmadas- mientras que Streept con el llanto y el silencio como únicos conocedores de su intimidad, se aferra al manillar del coche congelada por el dolor.
Personalmente rehuyo cualquier categorización temática que trate de unificar los criterios y obras de un mundo tan heterogéneo y dispar como el que nos ocupa, si bien este caso no es una excepción.
No diré pues que estamos ante un drama romántico, ni diré tampoco que pertenece al cine de ideas. Lo único que podemos asegurar es más que una certeza un deseo: Sr Eastwood, no se muera nunca.

Texto de : http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3056.html
PD/ Una de las películas maravillosas de amor

© Camila

miércoles, 3 de octubre de 2007

90 años de Violeta Parra



Gracias a la vida - Violeta parra




La historia de Violeta Parra

(ESTE 4 DE OCTUBRE CUMPLE 90 AÑOS DE SU NACIMIENTO)


Nace Violeta del Carmen Parra Sandoval, el 4 de octubre de 1917, en una modesta vivienda de la calle Robles 531 en San Carlos, Provincia de Ñuble, localidad del sur de Chile. Nicanor Parra Parra es su padre, profesor primario y Clarisa Sandoval, su madre.
Violeta tuvo ocho hermanos, el poeta Nicanor, el primogénito, y dos medios hermanos, pues su madre era viuda al casarse con Parra.
Su veta artística la hereda de su padre, importante folklorista de la región.

En 1921, Nicanor Parra es nombrado profesor del Regimiento Andino en Lautaro, hasta donde llega toda la familia. Clarisa también se afana sobre la máquina de coser para cooperar a la mantención de la prole numerosa.
Violeta a cogido continuamente pestes y enfermedades, pero estando sana chapotea junto a sus hermanos en las aguas del vecino río Cautín y se divierten en los aserraderos y barracas del sector. Hacia 1927 la familia está de vuelta en Chillán. El padre, que ha sido despedido del trabajo, siente que pierde su norte y bebe incansablemente para paliar la frustración. Durante el gobierno de Carlos Ibañez, cientos de empleados fiscales son exonerados. La madre hace lo imposible para mantener el hogar a flote cosiendo infatigablemente, lavando, vendiendo y comprando lo necesario.
Los nilños revelan precozmente su inclinación al espectáculo. Imitan a los artistas de los circos que se instalan en las proximidades del hogar. Se disfrazan con atuendos de papel; a dúo cantan Violeta y su hermano Eduardo, montan más de algún show por el que cobran entradas a los niños.
Violeta sigue cursos primarios y un año en la escuela normal, pero abandona sus estudios pronto y debe trabajar en el campo para ayudar a su familia, ya que su padre enferma gravemente; los pocos bienes que les quedan son enajenados. La pobreza es combatida por los niños que salen a cantar en trenes, campos, pueblos, calles e incluso en más de un burdel. San Javier, Chillán, Parral, todo lo recorren. Restaurantes, posadas y circos tampoco son desechados.
A los doce años compone sus primeras canciones que acompaña de la guitarra. El dinero que aporta se hace más necesario que nunca. El padre ha muerto; esto parece señalar el alejamiento definitivo de la infancia.
Marcha a Santiago poco antes de cumplir los veinte años. Los comienzos de Violeta fueron duros, sus primeras presentaciones las hizo en sitios muy modestos tales como boliches de bariio, circos, quintas de recreo, radios, etc., en donde interpretaba tonadas de carácter popular e incluso boleros románticos. Tiempo después decide interpretar música de género folklórico y a componer. En la mayoría de sus creaciones se advierte la manifestación de un mundo interior rico en vivencias de hondo contenido humano, reflejo de una vida triste y poco feliz.
En 1937 conoce a Luis Cereceda, ferroviario, con quién contrae matrimonio. De esta unión nacen Isabel y Angel, continuadores luego de su arte.
Recorre distintas localidades de Chile en los años siguientes, trabajando en teatros y boliches, recopilando canciones antiguas de su país.
En 1948 se separa definitivamente de Cereceda, y sigue su vida itinerante por Chile. Al año siguiente vuelve a casarse, y de este nuevo matrimonio nacen sus hijas Carmen Luisa y Rosita Clara.
Recorre el país trabajando con sus dos hijos mayores en circos y teatros, y recopilando la música campesina chilena. En 1953 comienza a alumbrarse el verdadero genio de Violeta Parra. Después de un recital en casa de Pablo Neruda, Radio Chile le contrata una serie de programas que la lanzan a la primera línea del arte folklórico del país. Intensifica su trabajo de recopilación folklórica por todo Chile. Con un magnetófono y una guitarra, recorre los lugares mas recónditos para rescatar el folklore olvidado de su pueblo, haciéndose cantar composiciones populares por cantores que a veces frisan los cien años de edad.

Con su guitarra recorrió regiones y pueblos del norte y del sur del país recopilando e interpretando canciones grabadas por ella. Sus obras son muchas y comprenden Tonadas, Parabienes, Villancicos, además del canto a lo Divino y a lo Humano; danzas como el Pequén, la Sirilla, el Chapeco, la Refalosa, Cuecas, etc.
En 1954 obtiene el premio Caupolicán, otorgado a la folklorista del año. Es invitada al Festival de la Juventus, en Polonia, y recorre la Unión Soviética. Violeta logró gran éxito y colocó a nuestro folklore a una altura alcanzada jamás por nadie. Fija su residencia durante dos años en París, grabando allí sus primeros discos y sus recitales transmitidos por radio y televisión.
Regresa a Chile en 1956 y al año siguiente se traslada a Concepción, contratada por la universidad de la ciudad. Funda y dirige el Museo de Arte Popular de esta localidad y graba nuevos discos, además de reiniciar su labor de recopilación folklórica.
En 1958 vuelve a Santiago y comienza a pintar y hacer tapices. Ofrece recitales por todo el país y graba nuevas canciones. En 1960, durante una larga enfermedad que la retiene en cama varios meses, comienza a iniciarse como arpillerista, inventando materiales y técnicas para ello. Conoce ese año al músico suizo Gilbert Favré, estudioso del folklore sudamericano y se enamora de él.
Viaja en 1961 a Buenos Aires y después a Europa, junto con sus hijos mayores. Participa en el Festival de la Juventud de Finlandia, y recorre la Unión Soviética, Alemania, Austria, Italia y Francia. Vuelve a fijar su residencia en París durante tres año. Canta en la Candelaria y en L'Scala. Graba discos, realiza exposiciones de sus trabajos y recitales de canto en la UNESCO y el Teatro de las Naciones.
En 1964 expone en el Museé Des Arts Décoratifs Palais du Louvre, 103 rue de Rivoli 75001 Paris, sus pinturas, óleos, arpilleras y esculturas de alambre. Es la primera vez que un artista sudamericano es acogido por este museo para una exposición individual.
En junio de 1965 regresa a Chile. Instala en las afueras de Santiago una gran carpa, especie de circo, a la que llama Carpa de La Reina, y que quiere sea un centro de cultura de folklore.
En 1966 viaja a Bolvia, donde canta con Gilbert Favre. Regresa con él a Chile. Viaja por el país cantando en teatros. Compone sus últimas canciones, que graba en un Long Play, acompañándose de sus hijos y del músico uruguayo Alberto Zapicán.
Violeta Parra muere el 5 de febrero de 1967. Se suicida en la Carpa de la Reina a la edad de cincuenta años. Tres años más tarde es editado su libro Décimas, por impulso de su hermano Nicanor.
Violeta Parra fue una artista muy completa y todas sus creaciones marcadas por un profundo contenido humano. Sus obras han traspasado fronteras lo que demuestra lo universal de sus creaciones, pero un rasgo más notable fue su entrañable cariño por su patria y su Pueblo

Información de: http://www.stormpages.com/marting/violetaparra.htm

lunes, 1 de octubre de 2007

Opera La Mamma morta - Andrea Chénier



La Mamma morta por Maria Callas



Andrea Chénier
El hasta entonces casi desconocido Giordano compuso Andrea Chénier a los 27 años; después del estreno, en la Scala de Milán (el 28 de marzo de 1896), era ya un hombre célebre. Lo siguió siendo hasta su muerte, a pesar de que (igual que Mascagni y Leoncavallo) no tuvo otro éxito igual. Sin embargo, Andrea Chénier se representó en todo el mundo: en Nueva York en 1896, en Londres en 1903 y en París en 1905.

Historia: El hasta entonces casi desconocido Giordano compuso Andrea Chénier a los 27 años; después del estreno, en la Scala de Milán (el 28 de marzo de 1896), era ya un hombre célebre. Lo siguió siendo hasta su muerte, a pesar de que (igual que Mascagni y Leoncavallo) no tuvo otro éxito igual. Sin embargo, Andrea Chénier se representó en todo el mundo: en Nueva York en 1896, en Barcelona en 1898, en Londres en 1903 y en París en 1905.

El primer acto en el campo, poco antes de la Revolución Francesa, los otros en París durante la Revolución.

El drama comienza casi sin obertura, de acuerdo con la cotumbre «verista», en la elegante mansión rural de la condesa de Coigny, cerca de París. Gérard dispone todo lo necesario para un gran baile, pero en sus palabras hay odio contra sus amos y el mundo superficial en que viven. Los invitados, que aparecen pronto, hablan de la revolución inminente, pero se ríen de ella. Fléville presenta al joven poeta André Chénier, pero éste se niega a recitar sus obras. Un grupo de aristócratas interpreta una pieza bucólica; ¿es que no se dan cuenta de que están bailando sobre un volcán? Entonces toma la palabra Chénier. Canta a la patria, en la que quisiera ver florecer los nuevos principios del humanismo y de la libertad. Cuando termina, estalla un gran escándalo; Chénier debe alejarse, pero cree haber encontrado comprensión en las miradas de Madeleine. La fiesta no tarda en interrumpirse de nuevo. Admitidos por Gérard, entran varios campesinos en la sala. La condesa los echa violentamente. Gérard se quita la librea y se adhiere abiertamente al pueblo, a la revolución. En la sala comienza de nuevo el baile, como si no hubiera ocurrido nada...

El segundo acto Han transcurrido cinco años, estamos en 1794. La revolución ha pasado sobre Francia como un huracán y todavía no se sabe cómo va a terminar. Chénier, hasta hace poco ídolo del pueblo, es vigilado por sospechoso. Está sentado en la terraza de un café de París. Cartas anónimas le avisan de un peligro, pero no quiere emigrar sin haber encontrado a la autora de las mismas. La mulata Bersi se le acerca para entregarle otra carta. En ella se le pide una cita junto al monumento a Marat.

Chénier encuentra allí a Madeleine, que vive en la clandestinidad. Chénier es su esperanza. El poeta la toma en brazos, ardientemente se confiesan su mutuo amor. Aparece Gérard, que se ha convertido en uno de los jefes de la revolución. Sus espías le han informado del encuentro. Chénier protege la huida de Madeleine con su puñal. Hiere a Gérard, pero como éste también ama a Madeleine, que está en peligro Giordano de muerte, indica a los esbirros un camino falso. No tarda en aparecer la masa del pueblo, que amenaza al desconocido autor de las heridas

El acto tercero transcurre ante el temible tribunal popular. Mathieu instiga al pueblo contra los enemigos internos y externos y exige víctimas para el triunfo del movimiento. Sin embargo, sólo las palabras de Gérard llegan a lo más hondo. Un espía le informa de que han capturado a Chénier y añade que también Madeleine caerá pronto. Gérard escribe la acusación habitual: traición. En un aria grandiosa, Giordano muestra la difícil lucha interior de Gérard: el revolucionario sabe perfectamente que no se puede juzgar a Chénier sobre la base de esa acusación, pues su corazón es noble y puro, está lejos de toda acción baja. No es un «enemigo del pueblo». Gérard lucha consigo mismo; había soñado con que la gran revolución fuera más bella, más altruista. Aparece Madeleine, suplica por la vida de su amado ante el hombre que antaño fue su criado y que todavía la desea con ardor. Gérard oye conmovido su gran aria.

Es demasiado tarde para retirar la acusación contra Chénier. Pero Gérard decide permanecer fiel a su ideal: no poseer a Madeleine y reconocer frente al tribunal la falsedad de las acusaciones. La sesión es breve, a los acusados no se les da la oportunidad de defenderse. Sólo se permite hablar a Chénier. Éste influye sólo superficialmente en la masa salvaje y sedienta de sangre. El temido fiscal público Fouquier-Tinville llama a Gérard como testigo. Para sorpresa de todos, Gérard declara que la acusación se basa en un error. La multitud cree que lo han sobornado, la sentencia es la muerte para todos.

El acto cuarto transcurre en la prisión de Saint-Lazare. André Chénier ha pasado su última noche redactando un poema. Gérard llega con Madeleine, que ha tomado una gran decisión. Cambiará sus ropas por las de una mujer condenada a muerte y morirá con su amado. Chénier intenta convencerla inútilmente de que permanezca con vida. Cuando a la mañana siguiente el carcelero lee los nombres de las víctimas, Chénier y Madeleine de Coigny se disponen a ir de la mano hacia la guillotina.



ES LA MAMMA MORTA DE LA OPERA “ANDREA CHENIER” DE GIORDANO. LA VOZ QUE CANTA ES LA MARAVILLOSA MARIA CALLAS. ES IMPRESIONANTE LA PASIÓN, LA FUERZA, LAS GANAS, EL TODO QUE LE PONE...

ESTA ÓPERA LA DESCUBRÍ EN LA PELICULA PHILADELPHIA, DESPUÉS DE LA FIESTA EN CASA DE TOM HANKS QUE SE PONEN A REPASAR EL CASO, LA PONE Y EMPIEZA A DESCRIBIR LO QUE ESTÁ CANTANDO, LA ESCENA EN LA CASA DE MADELEINE, EL DOLOR, LA TRISTEZA,…. SI NO HABEIS VISTO LA PELICULA Y NO OS APETECE VERLA, SÓLO VER ESTE TROZO, EMOCIONA MUCHO Y, DE VERDAD, MERECE LA PENA. BUENO TODA LA PELICULA LA MERECE, ES MAGISTRAL, UN PELICULÓN.

philadelphia scene de l'opéra